Nos explican que los nombramientos en el sector energético los está haciendo directamente la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Una decisión que tiene todo el sentido del mundo si partimos de un hecho innegable: por años Pemex y la CFE fueron su Core Business.
Ella pone en la mesa los perfiles que mejor le acomoda. Por ejemplo, el nombramiento de la nueva titular de la Sener, Luz Elena González Escobar; el director general de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla -académico de la UNAM y referente desde la década de los 90- y la que será directora de la CFE, Emilia Esther Calleja, que literalmente rebasó por la izquierda al actual titular, Manuel Bartlett, que quería imponer a Miguel Reyes.
La idea con todos estos nombramientos es poner en orden al sector energético y desde el Poder Legislativo vemos a Alfonso Ramírez Cuéllar operar a grandes rasgos lo que sería el nuevo esqueleto de la industria energética.
Pero para Pemex, hace más o menos tres semanas, se tomó una decisión interesante: ordenar la empresa, meterla en cintura, hacer observaciones y balances y hacer sentir la mano presidencial en zonas difíciles y por eso es que Marcela Villegas, actual encargada de la Central de Abastos (CEDA) en la CDMX y responsable de los programas de Ciudad Solar, biodigestor, producción de aceites vegetales para el Metrobús, fue invitada como Directora Corporativa de Administración y Servicios o DCAS.
Y se ponen las cosas interesantes porque hasta ahora la transición en todo el gobierno ha sido, digamos, tersa. Pero en Pemex no ha empezado. Nos dicen que Marcela Villegas ya estuvo de visita en la Torre Ejecutiva, pero en los hechos aún no se inicia el proceso de cambio de mando, es decir, Marco Herrerías va a ejercer hasta lo último como DCAS por instrucción del Octavio Romero, según nos cuentan.
Pero, nos dicen, a más tardar la próxima semana, el viernes por decir algo, ya se tiene que haber iniciado la transición. Es cierto que legalmente la responsabilidad de Villegas con la CEDA no se termina sino hasta el primer minuto de octubre, en donde va a dejar en orden todo; pero en Pemex como que no tienen ganas de empezar a transferir el mando.
Octavio Romero sigue en su gira del adiós y los contratistas preferidos reciben trato preferencial. Por ejemplo, Cotemar recibió un contrato de mantenimiento de plataformas en adjudicación directa por 15 mil 743 millones de pesos, más otros 469.9 millones de dólares, por supuesto, el contrato viene de la DCAS de Marco Herrerías. Por cierto, es un contrato que comienza a operar el 1 de octubre, justo cuando llega la nueva titular.
Imagínese, usted llega a la oficina y la primera noticia que recibe es que, de la nada, tiene un sólo contrato por más de 25 mil millones de pesos para una sola empresa llamada Cotemar, involucrada en al menos cuatro accidentes graves en este sexenio.
Buzos
1.-Tabasco sigue como la promesa de ser la piedra angular de Pemex. Octavio Romero considera que lo fue durante este sexenio y en las últimas semanas sostuvo reuniones con el gobernador electo, Javier May, para hablar de inversiones y sinergia social, económica y ambiental. Ya tienen planes en un programa conjunto: van a reforestar 100 mil hectáreas de árboles y participarán 60 mil campesinos y otros 10 mil pescadores. Estas acciones son parte de la deuda que tiene la petrolera en materia ecológica, para lo cual se van a destinar 6 mil millones de pesos anuales. Ya no le va a tocar a Romero inaugurarlo, pero, si no hay un golpe de timón en la estrategia, la entidad del sureste mantendrá su protagonismo.