/ viernes 25 de octubre de 2024

Compromiso con la eficiencia y la ciudadanía

A lo largo de mi labor legislativa en el Congreso de Veracruz, he sido testigo de un hecho contundente: la eficiencia del proceso legislativo es crucial para que las leyes respondan de manera oportuna a las necesidades de la sociedad. Sin embargo, la realidad es que, en muchas ocasiones, las iniciativas que presentamos enfrentan retrasos innecesarios, lo que impide que se materialicen las propuestas que tienen el potencial de transformar la vida de las personas.

Esta situación nos obliga a reflexionar sobre cómo mejorar el marco institucional que rige nuestro trabajo legislativo. En este sentido, quiero destacar una de las iniciativas más recientes que he presentado: la propuesta de reforma al artículo 109 del Reglamento para el Gobierno Interior del Poder Legislativo del Estado de Veracruz, que tiene como principal objetivo agilizar el proceso legislativo. Esta reforma propone garantizar que las iniciativas se dictaminen de manera oportuna y se incluyan en el orden del día sin dilaciones, permitiendo así que el trabajo legislativo se mantenga dinámico, eficaz y en sintonía con las demandas ciudadanas.

¿Por qué es tan importante esta reforma? En primer lugar, porque el tiempo es un recurso valioso en la labor legislativa. Las iniciativas que buscan mejorar la calidad de vida de la ciudadanía no pueden permanecer en espera indefinida en las comisiones o archivadas por falta de voluntad política. Las y los legisladores tenemos la responsabilidad de actuar con celeridad para responder a los problemas urgentes que enfrentan nuestras comunidades, y para ello, necesitamos un proceso legislativo que sea funcional y rápido.

Las comisiones permanentes juegan un papel fundamental en este proceso, ya que son los órganos encargados de analizar y dictaminar las iniciativas antes de que lleguen al pleno. No obstante, muchas veces hemos visto cómo las propuestas se estancan en estas instancias, lo que refleja un problema de voluntad política más que de procedimientos. Por ello, mi iniciativa busca establecer mecanismos que impulsen a las comisiones a dictaminar en plazos razonables y a garantizar que las propuestas legislativas avancen de manera transparente y expedita.

En segundo lugar, esta reforma apunta a fortalecer la confianza de la ciudadanía en el Congreso. La transparencia y la eficiencia en el trabajo legislativo son esenciales para que la población perciba que su voz está siendo escuchada y que sus representantes están trabajando en beneficio del bienestar común. Cuando el Congreso se demora en aprobar leyes fundamentales, se corre el riesgo de erosionar esa confianza, generando desencanto y desafección en la política.

El artículo 35 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece los plazos y términos para el trámite de las iniciativas. Pero más allá de cumplir con los tiempos establecidos, debemos asumir nuestra responsabilidad con un sentido de urgencia que responda a la realidad que vivimos. Esta es la razón por la que he propuesto reformar el artículo 109 del Reglamento para el Gobierno Interior del Poder Legislativo, con la intención de garantizar que las iniciativas no se queden en el limbo y que cada una sea considerada en su justa medida.

En un contexto donde las demandas ciudadanas son cada vez más diversas y complejas, la agilidad del proceso legislativo es clave para la construcción de una democracia sólida. Como legisladores, nuestra misión es crear un marco legal que permita el desarrollo social y económico de nuestro estado, asegurando que la ley esté al servicio de todas y todos, y no como un obstáculo para el progreso.

Finalmente, este es un llamado a mis compañeras y compañeros legisladores a reconocer que la voluntad política es el factor que marca la diferencia entre un Congreso que funciona y uno que no. Las leyes no deben convertirse en promesas incumplidas; deben ser herramientas para transformar la realidad de nuestra gente. Y para lograrlo, necesitamos un proceso legislativo que esté a la altura de los desafíos que enfrentamos como sociedad.

El Veracruz que queremos construir requiere de un Congreso que trabaje con celeridad, transparencia y responsabilidad. Estoy convencida de que, con esta reforma, daremos un paso decisivo hacia ese objetivo. La creación de leyes debe ser, siempre, un acto de responsabilidad, compromiso y vocación por el bien común. Es momento de que nuestras acciones estén a la altura de las expectativas ciudadanas.

*Diputada local

A lo largo de mi labor legislativa en el Congreso de Veracruz, he sido testigo de un hecho contundente: la eficiencia del proceso legislativo es crucial para que las leyes respondan de manera oportuna a las necesidades de la sociedad. Sin embargo, la realidad es que, en muchas ocasiones, las iniciativas que presentamos enfrentan retrasos innecesarios, lo que impide que se materialicen las propuestas que tienen el potencial de transformar la vida de las personas.

Esta situación nos obliga a reflexionar sobre cómo mejorar el marco institucional que rige nuestro trabajo legislativo. En este sentido, quiero destacar una de las iniciativas más recientes que he presentado: la propuesta de reforma al artículo 109 del Reglamento para el Gobierno Interior del Poder Legislativo del Estado de Veracruz, que tiene como principal objetivo agilizar el proceso legislativo. Esta reforma propone garantizar que las iniciativas se dictaminen de manera oportuna y se incluyan en el orden del día sin dilaciones, permitiendo así que el trabajo legislativo se mantenga dinámico, eficaz y en sintonía con las demandas ciudadanas.

¿Por qué es tan importante esta reforma? En primer lugar, porque el tiempo es un recurso valioso en la labor legislativa. Las iniciativas que buscan mejorar la calidad de vida de la ciudadanía no pueden permanecer en espera indefinida en las comisiones o archivadas por falta de voluntad política. Las y los legisladores tenemos la responsabilidad de actuar con celeridad para responder a los problemas urgentes que enfrentan nuestras comunidades, y para ello, necesitamos un proceso legislativo que sea funcional y rápido.

Las comisiones permanentes juegan un papel fundamental en este proceso, ya que son los órganos encargados de analizar y dictaminar las iniciativas antes de que lleguen al pleno. No obstante, muchas veces hemos visto cómo las propuestas se estancan en estas instancias, lo que refleja un problema de voluntad política más que de procedimientos. Por ello, mi iniciativa busca establecer mecanismos que impulsen a las comisiones a dictaminar en plazos razonables y a garantizar que las propuestas legislativas avancen de manera transparente y expedita.

En segundo lugar, esta reforma apunta a fortalecer la confianza de la ciudadanía en el Congreso. La transparencia y la eficiencia en el trabajo legislativo son esenciales para que la población perciba que su voz está siendo escuchada y que sus representantes están trabajando en beneficio del bienestar común. Cuando el Congreso se demora en aprobar leyes fundamentales, se corre el riesgo de erosionar esa confianza, generando desencanto y desafección en la política.

El artículo 35 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece los plazos y términos para el trámite de las iniciativas. Pero más allá de cumplir con los tiempos establecidos, debemos asumir nuestra responsabilidad con un sentido de urgencia que responda a la realidad que vivimos. Esta es la razón por la que he propuesto reformar el artículo 109 del Reglamento para el Gobierno Interior del Poder Legislativo, con la intención de garantizar que las iniciativas no se queden en el limbo y que cada una sea considerada en su justa medida.

En un contexto donde las demandas ciudadanas son cada vez más diversas y complejas, la agilidad del proceso legislativo es clave para la construcción de una democracia sólida. Como legisladores, nuestra misión es crear un marco legal que permita el desarrollo social y económico de nuestro estado, asegurando que la ley esté al servicio de todas y todos, y no como un obstáculo para el progreso.

Finalmente, este es un llamado a mis compañeras y compañeros legisladores a reconocer que la voluntad política es el factor que marca la diferencia entre un Congreso que funciona y uno que no. Las leyes no deben convertirse en promesas incumplidas; deben ser herramientas para transformar la realidad de nuestra gente. Y para lograrlo, necesitamos un proceso legislativo que esté a la altura de los desafíos que enfrentamos como sociedad.

El Veracruz que queremos construir requiere de un Congreso que trabaje con celeridad, transparencia y responsabilidad. Estoy convencida de que, con esta reforma, daremos un paso decisivo hacia ese objetivo. La creación de leyes debe ser, siempre, un acto de responsabilidad, compromiso y vocación por el bien común. Es momento de que nuestras acciones estén a la altura de las expectativas ciudadanas.

*Diputada local