Llevamos el tiempo al híper espacio, somos pequeños dioses frágiles y tiernos, la grandeza de nuestros antepasados se une en un flash de milésimas de segundo. Sin embargo, nuestro bajo vientre nos indica la perdurable humanidad de nosotros, ya que hemos sido capaces de desarrollar tecnologías abrumadoras, y mucha gente ya pensará por sí misma; ello equivale a liquidar la lectura, a rematar un tanto la cultura. Quedando la oquedad o vacío de la creatividad del cerebro humano y sus funciones, sin lugar a duda solo será un puñado de gente muy poderosa, la que controle desde su criterio a las grandes masas.
Lo anterior es lo que debemos evitar, no caer en la alienación de un mundo que gravite entre el desecho, lo útil, lo inútil, el valor del dinero o capital en bruto. E incluso la satisfacción de las básicas necesidades a través de realidades virtuales; cuando pensamos en el amor, el cariño y otros aspectos, viene a nuestra mente el dualismo, y la cruel entrega al consumismo nefasto, el cual desea esclavos, cuando el pensamiento luchará por un poco de libertad y libre albedrio, y estamos ávidos de más y más tecnología en los celulares, los cuales se han convertido en nuestros compañeros indispensables.
Al salir de casa si se nos olvida el celular, nos regresaremos con toda seguridad, ya me ha pasado, pero hay puntos que interpelan nuestra razón humana, casi todo se está volviendo electrónico, y el “papelito habla” se le hace a un lado especialmente para que el consumidor tenga dificultades bárbaras en reclamar algún tipo de atropello o mala interpretación del fantasma abismal apodado el sistema, detrás del cual se escudarán para quitarse responsabilidad en los actos y hechos jurídicos variados.
El centro de nuestra vida pasa por el dilema de la interpretación de nuestro futuro, ya Donald Trump se ha sacudido el polvo y pretende imponer su criterio ahora que tiene un poder absoluto, y eso es mucha responsabilidad. Lo que muchos deseamos es un acuerdo entre las partes en conflicto, especialmente en Ucrania y Rusia, de hecho Vladimir Putin conecta muy bien con Trump; y quiero verlo como un enorme avance en el entendimiento de detener la guerra mediante acuerdos sensatos o medio equilibrados.
El principal recurso para todo el mundo es el agua para consumo humano, quien diga que es el petróleo le medio atina, también la producción de electricidad y su correspondiente distribución, así como la búsqueda de la justicia y su integración sin sesgos sectarios; aunque sabemos que se ha desatado una lucha plena entre la izquierda y la derecha, ello no significa que no podamos convivir y acordar desde el poder mayormente representativo aquí en México y fuera del mismo. Me refiero a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, una mujer muy capaz, congruente y que, de acuerdo con su forma de concebir la gobernabilidad, le ha tocado gobernar en época ríspida y muy complicada, es por ello que se debe incentivar la unidad nacional y la entrega de nuestras capacidades al mejor servicio de las causas nacionales. Muy en especial a la juventud nacionalista y mexicana por amor a la patria.
Donald Trump regresa en el momento mayormente necesario para su patria, es un hombre bélico, ocurrente, que gusta romper con los protocolos, que amenaza en directo, pero que al mismo tiempo sabe que necesita de México, de la presidenta Sheinbaum, de trabajar con el nuevo gabinete federal en nuestro país. Nuestro sentimiento a su patria es de solidaridad, de negociación, tal y como lo hará el gabinete en pleno, todos los actores políticos y las cámaras empresariales del país.
Así ubicamos que los centros del poder se han movido, está China, Rusia, Corea del Norte, Irán y muchos otros países que piden participación de la riqueza internacional.
Por último, el tratar con el Tío Sam desde su perspectiva más drástica no nos detendrá, por el contrario, nos fortalecerá dependiendo la humanización que se aplique al respecto.