El 12 de octubre tiene lugar la fiesta del encuentro y la identidad. Que recuerda el reconocimiento de América por parte del navegante Cristóbal Colón. Esta es la fiesta que resalta aspectos tales como: el encuentro de dos Mundos, el respeto por la diversidad cultural, la resistencia indígena, el nacimiento de una nueva cultura, producto del choque de dos cosmovisiones. Esta es la celebración del choque de dos realidades con características distintas cada una, con su manera de entender el mundo, lo divino, lo natural y lo social. Pues es en la unión de lo diverso como tiene lugar la vida.
Pero, ¿qué es lo que se conmemora?, lo que celebramos el llamado Día de la hispanidad es la grandeza del encuentro. Podemos comprobar que el encuentro entre dos realidades totalmente diversas es lo que permite el crecimiento, el desarrollo, la responsabilidad y el desafío. Si bien es cierto que cada uno en la intimidad de su ser puede abastecerse con lo que le sea necesario, también es cierto que la imagen del buen salvaje abandonado en la soledad de su ser, por el malestar en la cultura, es un perfil que poco a poco va cayendo por su peso y va quedando en un ostracismo obsoleto.
Es una grandeza formidable poder encontrarse, vincularse, unirse con el otro, arriesgarse a conocer, atreverse a aprender, a cuestionar, a recibir, a distanciarse, a tomar limites; atreverse a tomar todas las distancias que implica la relación. Lejos de vivir con un resentimiento estúpido y buscando disculpas anacrónicas, lo importante es celebrar el servicio que ambas culturas se han hecho, la una a la otra, y la belleza que de ese mestizaje salió.
A más de un centenar de años de celebrase entre nosotros. Nos pide ser conmemorado con algunas peculiaridades a las que nos desafía el presente. Para nosotros, recordar el encuentro de los dos Mundos nos anima a valorar la unión, a vivir con una memoria agradecida. Es fascinante todo lo que viene a consecuencia del encuentro, de poder contemplar al otro, de dejarse inquietar por su mirada, de arriesgarse por su presencia, de aprender con su llegada.
El encuentro es la filosofía que nos puede llevar al flote en estos tiempos bastante líquidos y posmodernos, promoviendo lo propio de cada cultura, afianzándolo, promoviéndolo, conociéndolo, entendiendo y dejándose afectar por lo que implica, esa es la salud que concede situarse en el presente, leyendo la historia en clave honesta, sin ideologías hegemónicas.