La economía sustentable tiene que ver con prácticas que integran de forma armoniosa los niveles financieros, sociales y ambientales con el propósito de elevar el bienestar social y reducir el impacto negativo producido por los humanos hacia el medio ambiente. En otras palabras, el propósito de la economía sustentable es promover el consumo responsable e inteligente de los recursos naturales. También quiere decir que la economía y desarrollo sustentable representan una estrategia eficaz en la lucha contra el calentamiento global, por lo cual, tanto ciudadanos como empresas y gobiernos a nivel mundial deben implementarla en nuestra vida diaria y en el funcionamiento interno de las industrias, explica Fundación Planeta Sostenible.
En el desarrollo de una economía sustentable se debe: Reducir la pobreza y el hambre en países subdesarrollados. Brindar salud y seguridad a todo ser vivo en el planeta Tierra. Ofrecer educación de calidad. Ofrecer todos los servicios básicos (agua, electricidad, gas, entre otros), tan necesarios para la vida diaria. Eliminar los estereotipos sociales y promover la igualdad de género. Acceder a energía limpia y no contaminante. Innovar en las empresas para favorecer el medio ambiente. Construir infraestructuras sostenibles en diversas ciudades y pueblos. Producir y consumir los recursos naturales de manera responsable. Proteger la vida de las especies marinas y mantener las condiciones de los ecosistemas, y fomentar alianzas para alcanzar todos los objetivos necesarios entre países e instituciones e individuos.
La economía sustentable es importante porque con ella la industria de alimentos, por ejemplo, lograría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, así como el consumo de energía. Además, si aplicamos la sustentabilidad en la economía, la cantidad de alimentos que se pudren en los contenedores de basura y los que se pierden durante su traslado, se reduciría en un alto porcentaje. Otros ejemplos de economía sustentable: reciclaje de basura inorgánica; reciclaje de basura biodegradable; plantas de energía solar; parques eólicos; energía undimotriz (de la fuerza de las olas del mar). Es un tipo de energía renovable, limpia y eficaz; agricultura ecológica (usar los recursos naturales sin necesidad de emplear productos químicos u organismos modificados genéticamente); aprovechamiento del agua de lluvia y automóviles eléctricos.
El gobierno de México, las industrias y, por supuesto, los ciudadanos deberían optar por la economía sustentable y sostenible porque esta es la solución para detener la contaminación y el cambio climático, incluso, para el bolsillo, ya que con ella las empresas minimizan los costos de producción, distribución y pérdidas de materia prima, entre otros recursos. Por lo tanto, es indispensable que optemos por la economía circular, pues solo así aprovecharemos de manera eficiente los recursos naturales, mejorando la calidad de vida de los seres humanos y, por supuesto, de los seres vivos en general.
“Ahora bien, ¿qué es la economía circular sustentable? La economía circular guarda relación con la sostenibilidad, ya que su objetivo es que el valor de los productos, materiales y recursos (como el agua y la energía) se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible. Todo esto tiene la finalidad de reducir al mínimo la producción de basura o desechos. Por otra parte, la economía circular como factor de desarrollo sustentable del sector productivo permite aprovechar todos los residuos para reciclarlos y darles una nueva vida, o transformarlos en nuevos productos (tal y como sucede en la naturaleza, donde todo se aprovecha y se transforma). No dejemos de renovar nuestros antiguos objetos y nuestra ropa, al igual que nuestros espacios a través del uso de materiales reciclados. De este modo, el equilibrio entre el progreso y la sostenibilidad está garantizado, dado que los residuos generados sirven de materia prima para otras industrias, que al mismo tiempo se convierten en fuentes de empleo para muchos”.
¿Cómo incentivar la economía sustentable en las empresas y consumidores? Los empresarios comprometidos con el planeta y sus recursos deben implementar técnicas como el rediseño de sus productos para que su proceso de fabricación consuma menos materias primas, se alargue su vida útil y produzca menos basura. Y los consumidores debemos reducir nuestros hábitos de consumo para evitar tanto la generación de desperdicios como el gasto de materias primas. Por otra parte, todos podemos reutilizar ciertas cosas, así su vida útil se alarga, protegemos al planeta y nuestra creatividad sale a flote. Por ejemplo, podemos optar por reparar nuestra maquinaria o los artefactos domésticos, con esta acción tan sencilla ahorramos dinero, energía y cuidamos al planeta Tierra (Gaia).
Hay que considerar que la economía en el desarrollo sustentable favorece el comercio local, porque fomenta modelos de producción basados en la reutilización de desechos cercanos como la materia prima. Mientras más basura se recicla, más fuentes de trabajo habrá, ya que a la par, el desarrollo industrial innovador y competitivo no se detendrá. Igualmente reutilizar los recursos locales nos libera de la necesidad de importar materias primas así que, sin duda, la economía circular y sustentable también nos hace ahorrar tiempo y dinero.
Muy relacionado está el modelo de economía circular con la educación de calidad, incluido como uno sus objetivos; sobre ello Beatriz Estrada Vida, Jefa de Estudios de Escuela Samu y Directora Interina del Área de Sostenibilidad de la Fundación Planeta, comenta: En el año 2015, tras casi una década de trabajo por la UNESCO sobre la Educación para el Desarrollo Sostenible, se aprobó la Agenda 2030 que incluyó el Objetivo de Desarrollo Sostenible cuyas metas, además de asegurar una educación de calidad y permanente para todos, buscan que niños, jóvenes y adultos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible. Entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible fomenta los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible.
Hoy en día, tal como nos recuerda el psicólogo y doctor Pedro Salinas (2021) y en consideración del medio ambiente, más que nunca sabemos que la expresión original “dejen hacer, dejen pasar, el mundo va solo”, no puede considerarse como una vía cierta que garantice la sostenibilidad socio-medioambiental. Naomi Klein abre el debate sobre si las sociedades humanas estamos destinadas a consumir y extenuar la naturaleza como si fuéramos amos que estuviéramos en el planeta para someter y dominar o por el contrario somos una especie de tantas que tenemos el deber de convivir y someternos a poderes tan complejos e impredecibles que ni siquiera nuestras computadoras pueden recoger.
La educación para la sostenibilidad refleja la preocupación por una educación de elevada calidad que ayude a las personas a entender lo que pasa (saber), a sentirse parte de la sociedad en la que viven (saber ser) y a conocer cómo pueden participar en los procesos de desarrollo (saber hacer). Pero, además, debe desarrollar la capacidad de aprender a aprender (Martínez H. J.2008). “Si la educación no nos puede ayudar en la clarificación del mundo en nuestras convicciones fundamentales y lograr un traspaso de valores y no de conocimiento, no puede educar al hombre y consecuentemente, no puede ser un valor real para la sociedad”. Schumacher (2001)
Finalmente, el desarrollo sustentable también involucra ciertas desventajas que afectan de forma directa la producción mundial, local y el consumo humano, porque la mayoría de las personas, gobiernos y empresas no están dispuestos ni a cambiar sus hábitos ni a invertir en infraestructuras ahorradoras de recursos. Sabemos que cambiar de mentalidad no es fácil, pero hay que intentarlo.