El perfil del gabinete de Rocío Nahle privilegia la unidad como factor clave para asegurar la gobernabilidad en Veracruz. La integración de su equipo deja ver la conciliación de fuerzas internas. Nahle cuida los equilibrios y la concordia composiciones cruciales, funcionarios leales y profesionales reputados con aprobación pública.
Como hábil jugadora de ajedrez, logró sortear las reticencias. Su selección es una señal a las presiones del ala dura. Esas decisiones son un reconocimiento de que las mayores amenazas de ruptura y riesgos para la estabilidad vendrán de adentro.
En el tablero del poder las piezas se mueven bajo sus propias reglas y sin empacho alguno. Estamos muy acostumbrados y acostumbradas a las sorpresas de esas “manos invisibles” que colocan sus alfiles, caballos y peones, y lo que se les ocurra pues, ¿por qué no colocar una pieza de las damas chinas, algunas canicas o las piezas del rompecabezas en este juego? ¿Quién negaría el poder de la alquimia pero profesional que se practica en la clase política de nuestro país desde hace tantas décadas? Por cierto, ya la distancia, ¿en dónde estaba la cuarteadura en la argumentación de Mario Vargas Llosa?
En otro contexto educar es uno de los verbos con mayores significados posibles y del mayor calado posible. El Diccionario de la Lengua Española define a ese verbo como la acción de desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales o Morales del niño o del joven, por medio de ejercicios, preceptos o ejemplos.
Esa definición es, sin embargo, corta, porque deja fuera la posibilidad de que las personas adultas también sean educadas, entendiendo que también puede tratarse de un proceso de largo plazo o que, en el contexto demográfico en que vivimos, puede llevarse a cabo en distintas edades de la vida y con diferentes propósitos.
En las últimas décadas, en México se impuso una perspectiva de la educación centrada fundamentalmente en la construcción de capacidades profesionales y de competitividad para la vida productiva y laboral, respondiendo a un enfoque que privilegia la formación de “capital humano” con las destrezas suficientes para responder a las demandas de mercado cada vez más injustos y concentradores de la riqueza y los recursos.
Sin duda, la pregunta frente a ello es qué tipo de educación se requiere y qué pedagogías y contenidos son los pertinentes para avanzar hacia un sistema educativo nacional que, sin renunciar a las exigencias de construcción de capacidades laborales, puedo fomentar y, de hecho, pueda recuperar valores esenciales para la democracia tales como la tolerancia, la igualdad, el respeto a la legalidad y a la autoridad, así como la solidaridad entre personas y colectivos.
Nuestro artículo 3° constitucional es un faro guía en ese sentido, pues entiende a la educación como un proceso para promover y lograr las operación espiritual de la población, y ellos requiere mucho más que de capacidades técnicas y teóricas, exige también una potente formación cívica a favor del laicismo, de la pluralidad y la diversidad, a la par de una comprometida posición a favor de los derechos humanos.
Una educación auténticamente popular será aquella que promueva el amor por las regiones, el rescate y la protección de tradiciones que forman parte del patrimonio cultural de la nación, del rescate y promoción de las lenguas indígenas y del arraigo, conocimiento, protección y conservación del patrimonio natural.
A la par de lo anterior, México está muy rezagado en la creación de ciencia de frontera y también en el desarrollo de tecnología propia en prácticamente todas las áreas del saber.
Claudia Sheinbaum decidió elaborar a rango de Secretaría al Conahcyt, lo cual, igualmente, impondrá el reto de asegurar una educada coordinación con la red de universidades públicas privadas y con los centros de investigación y desarrollo tecnológico para fortalecer la educación superior. Educar para el bienestar y la felicidad de las personas es uno de los grandes retos incumplidos en nuestro país.