La doctrina “humanista” que tanto pregona el presidente Andrés Manuel López Obrador, la interpretan y ejecutan muy bien en Veracruz sus personeros. Es, vista en sus hechos, igualita aquella que el general Porfirio Díaz aplicaba a los disidentes a su dictadura: “fusílenlos, después averiguamos”.
Faltaría espacio en esta entrega para describir los innumerables ejemplos de cómo el gobierno morenista de Veracruz aplica el garrote, antes que la ley. Ya en mi correo electrónico abundan los mensajes que recibí este lunes y martes a raíz de mi artículo “Totalco en llamas: ¡Violencia gubernamental”, donde preciso cómo el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez jamás tuvo en la secretaría o subsecretaría de Gobierno a personajes diestros en el diálogo, que le ayudaran a desactivar los conflictos sociales; todo lo contrario, desde allí y sin que el gobernador chistara, se reprimió con cárcel y violencia, que en muchos de los casos terminaron con sendos crímenes, como los de Totalco.
Lo de Granjas Carroll lo conoce muy bien el Ejecutivo estatal. La contaminación que lleva décadas generando era tema de conversación en la mesa del comedor de su casa en la colonia Progreso Macuiltépetl, porque su papá, el maestro Atanasio, fue a protestar, siendo diputado local, a las afueras de una de las naves de la industria porcícola, donde por cierto, fue corrido por las guardias blancas que dicha empresa tiene, como un servidor y mucha gente más que nos atrevimos a denunciar allí mismo, en el lugar de los hechos, el terrible daño que le generaban a los pobladores de las comunidades de orilla del monte, de Calpulalpan, de Magueyitos, de Villa Aldama y del valle de Perote, tanto por agua como por aire.
Se desencadenaron infinidad de enfermedades respiratorias, de la piel y gastrointestinales que tanto el maestro Atanasio, como un servidor y varias personas nos cansamos de denunciar, ante los oídos sordos de los gobiernos priistas, del PAN, y ahora de Morena.
La crisis social se agudizó ya no solo por estos flagelos, sino porque las comunidades se empezaron a quedar sin agua para su consumo, debido a que a Granjas Carroll les concedían esos mismos gobiernos infinidad de permisos para abrir pozos para extraer agua, mientras que la población de esas comunidades ninguno, y no tenían para satisfacer sus necesidades.
Ni Miguel Alemán (que prometió construir un aeropuerto en el valle de Perote -vaya jalada-), ni Fidel Herrera, ni Duarte, ni Miguel Ángel, ni Cuitláhuac atendieron y resolvieron esa problemática de contaminación-falta de agua, gracias, hay que anotarlo tal cual, a jugosas prebendas que los propietarios de esa industria del puerco les proporcionaron. No puede entenderse de otra manera, aunque este gobernador fue más allá la semana pasada, a sabiendas que su jefe y patrón López Obrador le tiende un manto de impunidad siempre que la riega.
Totalco dará más de qué escribir en los próximos días, porque este lamentable hecho dará pie a que surja más inmundicia, ya no de la que vierte Granjas Carroll en estas tierras de Perote-Altotonga-Jalacingo, sino de los cochupos que lleva años dando a los gobiernos fuera de la ley, para que los dejaran contaminar y dañar a la población, sin responsabilidad alguna.
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