En sus dominios, donde él hacía y deshacía desde que se despojó de su ropaje tricolor y se convirtió en panista de orden y mando, el pasado lunes Miguel Ángel Yunes Linares recibió el abucheo de unas veinte personas, al parecer trabajadores del Poder Judicial federal, que enardecidos le gritaban al unísono “Yunes traidor, te vendiste al dictador”, cuando este salía de un restaurante.
Blandiendo una lona que apenas si podían con ella unas mujeres, aludiendo al voto que su hijo, el senador Miguel Ángel Yunes Márquez, dio el pasado martes 10 de septiembre en la Cámara alta del Congreso de la Unión, con el que Andrés Manuel López Obrador logró su sueño de cristalizar la reforma constitucional al Poder Judicial, y por el cual compró la familia completa impunidad, lo persiguieron ellas y los varones con megáfono en mano brevemente, con gritos desaforados, retadores, en medio de la expectación tanto de los comensales del restaurante, que no perdían detalle de la manifestación, como de los transeúntes y automovilistas que pasaban por tan céntrica avenida.
No le quedó de otra a Miguel que escucharlos porque su chofer, con la Suburban nueva, sin placas, de más de un millón doscientos mil pesos de precio (y si es blindada puf, quien sabe cuánto), tardaba en acercarse a él para recogerlo con sus acompañantes, lo que aprovechó para acercarse a uno de los manifestantes e intercambiar un breve diálogo, que se cortó porque la camioneta llegó para recogerlo y salir, de lo que estoy seguro será una de las tantas formas de repudio que recibirán él y sus hijos, por haber negociado el voto 86 que el gobierno de la 4ta.
Transformación necesitaba, y que ahora le permite andar sin premura, sin sobresaltos por todo el país, burlándose desde luego de la fiscal del estado, que trae guardada las órdenes de aprehensión por lo menos de sus dos hijos: Miguel y Fernando, y del propio gobernador Cuitláhuac García, que encarceló a casi todos sus adversarios políticos, pero que con Yunes Linares no pudo, porque desde su propio partido, el mero mero, se lo impidió.
Sabe ahora el exgobernador de Veracruz que los fantasmas de la traición lo perseguirán primordialmente en la zona metropolitana Veracruz-Boca del Río-Medellín-Alvarado-Jamapa, porque la acción que realizaron para convalidar la Reforma Judicial de AMLO y Morena les traería beneficios personales de impunidad, cierto, pero consecuencias políticas a largo plazo de repudio, como ya vimos el de trabajadores del Poder Judicial, y vendrán otras de los panistas no solo de esa área conurbada, sino en el país, que se las orquestarán los dirigentes nacionales de su ahora expartido.
Lo escribí, en este mismo periódico el miércoles 11 de septiembre en mi columna titulada “Lo dije: héroe o villano”, donde advertía que más temprano que tarde esto ocurriría, y amables lectores, sucedió.
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