/ lunes 24 de junio de 2024

El rechazo a Cuitláhuac en Xalapa

De 52 triunfos posibles en Veracruz en las elecciones pasadas la alianza opositora solo pudo obtener (hasta ahora) dos. Así fue en todo el país, la dejaron en ruinas.

¿Quiere decir esto que la oposición a Morena debe arriar banderas y, ante la fuerza aplastante de su oponente, dejarse llevar por la corriente y esperar sentada lo que le caiga en las siguientes elecciones?

Eso quisieran algunos radicales en Morena, pero no creo vaya a ser la postura de los liderazgos de la oposición.

Eso sí, hacer política desde el PAN y el PRI costará más trabajo, sobre todo desde el Revolucionario Institucional, por un mayor rechazo y porque bajo el control de Alejandro Moreno y su gente en los estados va con rapidez a seguir el destino del PRD.

Así las cosas el paso a dar está yendo en unidad con la sociedad civil, abriéndole los espacios importantes a nuevos liderazgos y actores de las comunidades, que los hay pero que los intereses partidistas han marginado.

Y lo que tengan que hacer los opositores a Morena deben empezar a hacerlo ya, pues las elecciones de alcaldes, síndicos y regidores están a la vuelta de la esquina y representarán la primera oportunidad de irse recomponiendo.

Por cierto, ¿qué hará Pepe Yunes tras los resultados desfavorables del pasado 2 de junio?

¿Se dedicará a la academia, a dar conferencias, a ser consultor?

Lo que se sabe es que seguirá en la política, precisamente más cerca de las organizaciones identificadas como sociedad civil e impulsando nuevos liderazgos.

Pepe Yunes, como candidato a la gubernatura por el PAN, PRI y PRD, ganó en Xalapa, donde la gente en vivo y en directo padeció el gobierno de Cuitláhuac García.

Y en la zona de Veracruz obtuvo más votos que los Yunes azules.

TODO PUEDE CAMBIAR de un momento a otro, incluso las posiciones radicales en política.

Decimos esto porque la situación en Veracruz pudo haber sido distinta en la actualidad si tres connotados priistas hubieran aceptado ciertas invitaciones hace seis años.

En su tercera campaña López Obrador, aunque apuntaba a que ganaría, hizo de todo para no solo asegurar el triunfo sino para ganar con amplia ventaja.

En eso de hacer de todo estuvo jalar a personajes opositores que le representaran más votos.

En Veracruz se sabe que al menos fueron tres los priistas que recibieron esa invitación.

Invitado por Manuel Bartlett, su amigo, fue que Carlos Brito Gómez recibió la propuesta de AMLO para ser candidato a senador por Morena. Brito la rechazó, pues dijo que él siempre sería priista. De no haber sido así ni Ricardo Ahued ni Ernesto Pérez Astorga habrían sido senadores.

Primero Pepe Yunes y después Héctor Yunes recibieron la propuesta, vía uno de los Scherer, en esos tiempos con gran influencia en el cerrado círculo del candidato presidencial, para unirse a Morena.

El ofrecimiento fue que a cambio de salirse del PRI y unirse a la campaña de Morena tendrían el cargo de secretario de Gobierno con Cuitláhuac García.

Uff, al menos nos hubiéramos evitado a Patrocinio Cisneros y quién sabe cuáles hubieran sido las circunstancias políticas de este año.

De 52 triunfos posibles en Veracruz en las elecciones pasadas la alianza opositora solo pudo obtener (hasta ahora) dos. Así fue en todo el país, la dejaron en ruinas.

¿Quiere decir esto que la oposición a Morena debe arriar banderas y, ante la fuerza aplastante de su oponente, dejarse llevar por la corriente y esperar sentada lo que le caiga en las siguientes elecciones?

Eso quisieran algunos radicales en Morena, pero no creo vaya a ser la postura de los liderazgos de la oposición.

Eso sí, hacer política desde el PAN y el PRI costará más trabajo, sobre todo desde el Revolucionario Institucional, por un mayor rechazo y porque bajo el control de Alejandro Moreno y su gente en los estados va con rapidez a seguir el destino del PRD.

Así las cosas el paso a dar está yendo en unidad con la sociedad civil, abriéndole los espacios importantes a nuevos liderazgos y actores de las comunidades, que los hay pero que los intereses partidistas han marginado.

Y lo que tengan que hacer los opositores a Morena deben empezar a hacerlo ya, pues las elecciones de alcaldes, síndicos y regidores están a la vuelta de la esquina y representarán la primera oportunidad de irse recomponiendo.

Por cierto, ¿qué hará Pepe Yunes tras los resultados desfavorables del pasado 2 de junio?

¿Se dedicará a la academia, a dar conferencias, a ser consultor?

Lo que se sabe es que seguirá en la política, precisamente más cerca de las organizaciones identificadas como sociedad civil e impulsando nuevos liderazgos.

Pepe Yunes, como candidato a la gubernatura por el PAN, PRI y PRD, ganó en Xalapa, donde la gente en vivo y en directo padeció el gobierno de Cuitláhuac García.

Y en la zona de Veracruz obtuvo más votos que los Yunes azules.

TODO PUEDE CAMBIAR de un momento a otro, incluso las posiciones radicales en política.

Decimos esto porque la situación en Veracruz pudo haber sido distinta en la actualidad si tres connotados priistas hubieran aceptado ciertas invitaciones hace seis años.

En su tercera campaña López Obrador, aunque apuntaba a que ganaría, hizo de todo para no solo asegurar el triunfo sino para ganar con amplia ventaja.

En eso de hacer de todo estuvo jalar a personajes opositores que le representaran más votos.

En Veracruz se sabe que al menos fueron tres los priistas que recibieron esa invitación.

Invitado por Manuel Bartlett, su amigo, fue que Carlos Brito Gómez recibió la propuesta de AMLO para ser candidato a senador por Morena. Brito la rechazó, pues dijo que él siempre sería priista. De no haber sido así ni Ricardo Ahued ni Ernesto Pérez Astorga habrían sido senadores.

Primero Pepe Yunes y después Héctor Yunes recibieron la propuesta, vía uno de los Scherer, en esos tiempos con gran influencia en el cerrado círculo del candidato presidencial, para unirse a Morena.

El ofrecimiento fue que a cambio de salirse del PRI y unirse a la campaña de Morena tendrían el cargo de secretario de Gobierno con Cuitláhuac García.

Uff, al menos nos hubiéramos evitado a Patrocinio Cisneros y quién sabe cuáles hubieran sido las circunstancias políticas de este año.