Falta una semana para que concluya este catastrófico sexenio que solo nos ha dejado una estela de sangre, deuda, zozobra, pobreza, corrupción, desabasto, sin democracia, sin derechos y con un Estado fallido.
Dijeron que en estos seis años acabarían con la pobreza, pero esa “lucha” está dejando a casi 400 mil mexicanos más en pobreza extrema, fue todo un sexenio con verdades a medias. Y sí, aumentó el salario mínimo, pero eso no ayudó por los efectos inflacionarios, que claramente afectan a los más pobres.
El mismo que prometió un sistema de salud como Dinamarca, se va dejando un sistema de salud colapsado, más 30 millones de mexicanos sin servicios de salud; un brutal desabasto de medicamentos, donde cerca de 45 millones de recetas no fueron surtidas durante este sexenio; una severa crisis en vacunación, un mal manejo de una pandemia que dejó 800 mil muertos.
Un sexenio de mentiras, donde no vendió ni rifó el avión presidencial, donde la gasolina nunca llegó a los 10 pesos, donde no crecimos ese 4 por ciento que prometió, no están las universidades que ofreció y no hubo tratamientos para los niños con cáncer.
Si hablamos de sus obras insignias, no hubo ganancias sino sólo pérdidas, del aeropuerto de Santa Lucía; la refinería de Dos Bocas sigue sin funcionar, y no lo deseo, pero tal parece que ni funcionará, y el Tren Maya solo ocasionó un enorme desastre, principalmente ecológico.
Sembrando Vida, Segalmex, el Insabi, el Gas, la Megafarmacia y los bancos del Bienestar sólo fueron otro malestar y puro fraude, hacia los mexicanos que creyeron en estos proyectos.
El Ejército no regresó a sus cuarteles y la inseguridad se convirtió en el principal problema que aqueja al país, y a días que acabe el “primer piso” de la mal llamada transformación, está dejando el sexenio más violento de la historia con 200 mil muertos; más de 50 mil personas que desaparecieron en estos seis años y al menos 47 periodistas perdieron la vida a lo largo de esta administración.
Si esto no fuera suficiente apenas la semana pasada, aquella izquierda que hace más de 15 años demandaba la no militarización del país, ahora la abrazó, la quiere consolidar y perpetuar, simplemente convirtieron en aquello que tanto criticaron.
Y ante el océano de sangre que deja esta primera etapa de “transformación”, lo dijimos y lo reiteramos que la militarización no es la solución a la violencia que actualmente vive nuestro país, es un retroceso para el Estado Civil y nuestra libertad, sin duda este sexenio arroja el terrible saldo que fue un error votar y estar con Obrador.
*Diputado federal. PAN