/ martes 25 de junio de 2024

La obsesión del Presidente

Tengo la firme idea de que los ciudadanos tienen todo el poder de quitar y poner a nuestros representantes populares, pero en el caso de los jueces y ministros, se debería hacer una excepción, por el hecho de tener una completa independencia judicial.

Esa es una de las principales razones por las que jueces y ministros no deben ser elegidos por voto popular, porque los encargados de la impartición de justicia deben comprobar su experiencia, un alto grado de conocimiento legal y experiencia en la interpretación de leyes, para así brindar una estabilidad institucional.

Además, se continuaría asegurando que el Poder Judicial sea independiente de todo tipo de influencia política. En cambio, si los jueces y ministros fueran elegidos por el voto popular, los candidatos a impartir justicia estarán sujetos a las campañas políticas, y esto comprometería su imparcialidad y su capacidad de tomar decisiones basadas únicamente en la ley.

Y sí, el voto del poder ciudadano es una acción completamente democrática, pero en el caso de la justicia no se aplica de la misma manera, porque en lugar de jueces experimentados e imparciales, tendríamos “candidatos” elegidos por popularidad y, sobre todo, influencias políticas.

Esto daría otra cara a la Corte y los juzgados, porque la mayoría de las decisiones se tomarían con base en intereses partidistas en lugar de un bastión de justicia imparcial.

La propuesta de reformar el Poder Judicial se convirtió en una obsesión del Presidente, que solo nos llevará a un segundo piso, pero de la regresión, porque quiere un Poder Judicial a modo, porque sin un Poder Judicial autónomo, solo regresaremos a una dictadura que propondrán y pondrán jueces en las principales zonas de influencia, todo a conveniencia.

Este régimen quiere un solo poder, porque no es una reforma para mejorar la justicia del país, sino para consumar una venganza personal que afectaría no solo a la Corte, sino a todos los ciudadanos que viven un largo proceso en espera de una plena justicia.

Solo imaginemos que, en un caso grave como feminicidio, secuestro o asesinato, si la persona es inocente, su caso será decidido por alguien que llegó al cargo gracias a una campaña política en lugar de haber llegado por mérito judicial, será inculpado por un pequeño grupo, ya que la reforma también pide la reducción de siete a cinco miembros en el órgano de administración judicial.

Porque busca agilizar procesos, ignorando otros argumentos especializados, es decir, un pequeño grupo tomará las decisiones más rápido para terminar pronto, sin profundizar más en el caso y esto podría ser catastrófico para la defensa de una persona.

Es por ello que la independencia de la impartición de justicia es crucial y un cambio tan radical comprometería la integridad de nuestro sistema judicial. Es por ello que el método de selección de jueces y ministros está diseñado para preservar la imparcialidad, competencia y estabilidad de nuestro sistema judicial, y no podemos alterarlo, pero lo que sí podemos hacer es mejorarle, asegurando que se mantenga separado de las influencias políticas y se centre en la aplicación justa y equitativa de la ley.

*Senador por Veracruz. PAN

Tengo la firme idea de que los ciudadanos tienen todo el poder de quitar y poner a nuestros representantes populares, pero en el caso de los jueces y ministros, se debería hacer una excepción, por el hecho de tener una completa independencia judicial.

Esa es una de las principales razones por las que jueces y ministros no deben ser elegidos por voto popular, porque los encargados de la impartición de justicia deben comprobar su experiencia, un alto grado de conocimiento legal y experiencia en la interpretación de leyes, para así brindar una estabilidad institucional.

Además, se continuaría asegurando que el Poder Judicial sea independiente de todo tipo de influencia política. En cambio, si los jueces y ministros fueran elegidos por el voto popular, los candidatos a impartir justicia estarán sujetos a las campañas políticas, y esto comprometería su imparcialidad y su capacidad de tomar decisiones basadas únicamente en la ley.

Y sí, el voto del poder ciudadano es una acción completamente democrática, pero en el caso de la justicia no se aplica de la misma manera, porque en lugar de jueces experimentados e imparciales, tendríamos “candidatos” elegidos por popularidad y, sobre todo, influencias políticas.

Esto daría otra cara a la Corte y los juzgados, porque la mayoría de las decisiones se tomarían con base en intereses partidistas en lugar de un bastión de justicia imparcial.

La propuesta de reformar el Poder Judicial se convirtió en una obsesión del Presidente, que solo nos llevará a un segundo piso, pero de la regresión, porque quiere un Poder Judicial a modo, porque sin un Poder Judicial autónomo, solo regresaremos a una dictadura que propondrán y pondrán jueces en las principales zonas de influencia, todo a conveniencia.

Este régimen quiere un solo poder, porque no es una reforma para mejorar la justicia del país, sino para consumar una venganza personal que afectaría no solo a la Corte, sino a todos los ciudadanos que viven un largo proceso en espera de una plena justicia.

Solo imaginemos que, en un caso grave como feminicidio, secuestro o asesinato, si la persona es inocente, su caso será decidido por alguien que llegó al cargo gracias a una campaña política en lugar de haber llegado por mérito judicial, será inculpado por un pequeño grupo, ya que la reforma también pide la reducción de siete a cinco miembros en el órgano de administración judicial.

Porque busca agilizar procesos, ignorando otros argumentos especializados, es decir, un pequeño grupo tomará las decisiones más rápido para terminar pronto, sin profundizar más en el caso y esto podría ser catastrófico para la defensa de una persona.

Es por ello que la independencia de la impartición de justicia es crucial y un cambio tan radical comprometería la integridad de nuestro sistema judicial. Es por ello que el método de selección de jueces y ministros está diseñado para preservar la imparcialidad, competencia y estabilidad de nuestro sistema judicial, y no podemos alterarlo, pero lo que sí podemos hacer es mejorarle, asegurando que se mantenga separado de las influencias políticas y se centre en la aplicación justa y equitativa de la ley.

*Senador por Veracruz. PAN