La labor mayormente exhaustiva, comprometedora, profesional, técnica, emocional, creativa, expresiva, ardua, será la de comunicar algo, la de comunicarnos con mayor eficiencia, sentido y objetividad.
Todo lo que digas podrá ser usado en tu contra, o eres dueño de tu silencio, pero esclavo de tus palabras; cuando alguien de nosotros damos anuencia en un asunto, nos estamos comprometiendo para bien o mal, y nuestros actos jurídicos se convierten en hechos jurídicos. La denostación constante sobre una persona es un delito que puede crear el denominado daño moral, sin embargo, hemos visto que en las campañas electorales todo es válido, la política en tiempos electorales es un cochinero de lo inverosímil, directo y abstracto de un pensamiento retórico al cual hemos visto que aquel que mantiene su mayor compostura es en realidad el que puede ganar. Los improperios y las falsedades son el imperio de los locos, la inconformidad cuando proviene por causas patológicas, es decir, enfermizas, no tendrán sustento más que solo en aquel que las dice.
Hoy topamos con la brecha tecnológica, tema en el que siempre seré persistente, donde he encontrado ingenieros en la rama de programación y computación, realizando compra-ventas con carácter ilegal, y que luego las tienen que resolver en tribunales, debido a que no quisieron levantarse de su computador y solo adquirieron una estafa. A esa cultura me refiero, a querer arreglar todo con una fatal impersonalidad, alejamiento y frialdad, no habiendo nada más lejano de la realidad que la formación de las nuevas generaciones que nacieron con una tableta entre las manos.
Hace poco vino la presidenta Claudia Sheinbaum y declaré que era agradable verla con la gobernadora electa, Rocío Nahle, revisando y, de hecho, entregando obra hospitalaria para nuestro estado; no faltó alguien que dijo que solo venían en calidad de actores de televisión, así como en una novela, que el único objetivo era verse; el balconeo en sí. Este tipo, igual que algunos otros, es alguien a quien no lo han de mirar ni en su casa, ya que es el hombre invisible, que solo se hace visible en las redes sociales para sentirse alguien en su pírrica y menospreciada existencia; al igual que él existen miles a quienes ni chana ni Juana ni perengana elegirían para bailar La Bamba en vestidito.
En todo el mundo hay unos siete mil idiomas o lenguas que existen como medio de comunicación, pero las mayores son el inglés, francés, castellano, chino mandarín, alemán, ruso, portugués, así como las derivaciones de las ramas principales de hablantes.
El aspecto crítico es la masificación y tecnologización de los idiomas, de su función por entendernos, no de desentendernos, porque donde se comete un atropello contra un solo ciudadano en sus bienes, o su propia dignidad, se ataca a todos por igual, y no digo ni llamo a que seamos perfectos, solo más responsables y transparentes en la comunicación y en la contratación malévola y truqueada que existe en letras chiquitas, que por lo regular involucran desfalcos, robos institucionales, simulaciones y falta de cumplimiento en diferentes aspectos legales.
Infodemia, un mal fatal y amarillista en la era actual, consiste en la sobresaturación con información falsa y sensacionalista para las masas, su objetivo es desinformar, manipular, degradar y confundir el criterio político, jurídico, asistencial, y de utilidad en lo general que debe y debería representar una información útil, ágil, veraz y oportuna.
En un mundo donde hay poca gente dispuesta a escuchar, hay una mayoría abrumadora que habla y habla solo por hablar, muchas palabras, nula comunicación, denota falta de autoestima, y aquel que piensa con los intestinos, por lo regular se le apesta la boca. Cierro abogando por un esfuerzo de mayor entendimiento entre nosotros y nuestras instituciones, que van desde la familia, hasta llegar al nacionalismo patrio que nos unirá sin fragmentarnos.