/ lunes 9 de septiembre de 2024

Lealtad a ciegas para ganar una gubernatura

Porque así es la política en todos lados Rocío Nahle aún no es gobernadora electa y tomará posesión hasta diciembre, pero su sucesión ya empezó.

Manuel Huerta y Ricardo Ahued salen a la cabeza en esta larga carrera con vallas y otros obstáculos, aunque en los próximos cinco años puede haber volteretas.

Por supuesto ahora no hablarán de eso, estarán concentrados en sus respectivas actividades, uno aún como alcalde y luego como secretario de Gobierno y el otro como senador ya con casa de atención en Xalapa.

Pero no son los únicos a los que las circunstancias colocan para aspirar. Otros próximos secretarios de despacho también aspirarán y los que se muevan en la CDMX, como Sergio Gutiérrez, quien actualmente es vicepresidente en la Cámara de Diputados, en su momento volverá a mostrar su aspiración.

La postulación que haga Morena en un lustro será muy distinta a la vivida en el pasado proceso. Para empezar no había duda que el dedo de López Obrador sería el gran elector y, por lo tanto, desde el nombramiento de Rocío Nahle como secretaria de Energía pocos dudaron que la candidatura sería para ella.

Solo Patrocinio Cisneros en medio de su soberbia derivada del poder acumulado y Cuitláhuac García, por su desconocimiento de la política –y otros cuatro acelerados- creyeron que no sería Nahle.

Hoy en la 4T se arranca sin nada para nadie. Están los morenistas locales, dependiendo de la gobernadora entrante, y nadie con gran fuerza a nivel central.

Eso sí, los de acá y los de allá deberán sujetarse al estilo de la casa guinda: cien por ciento de lealtad, o sea que los conocemos con su estilo personal en la función pública, pero para ganar la candidatura deberán dar sobradas muestras de ser leales e incluso radicales para defender sus causas.

Nahle logró la candidatura porque sirvió con lealtad ciega a López Obrador.

El Presidente anunció, a mediados de 2019, que se haría una refinería en tres años a un bajo costo de 8 mil millones de dólares y Nahle, como secretaria de Energía y nombrada responsable de esa obra, dijo sí se puede, aunque todo estaba en contra y terminó en ser construida -¿ya refina, aunque sea poco?- en cinco años y con un costo al menos del doble, por ahí de 16 mil millones de dólares, más de lo que cobraban compañías extranjeras por la construcción y cuyas ofertas fueron rechazadas por "caras".

Así es que quienes, por parte del gabinete estatal, jueguen en la sucesión deberán tener lealtad 100% hacia ella y radicalizarse cuando sea necesario.

Por lo pronto, para que Nahle pueda opinar e influir en su sucesión, que lo habrá de querer hacer pues se ve que le gusta el poder, deberá saltar sin problemas –como Lavolpe calificó a la Selección Mexicana para el Mundial de 2006, caminando- un primer obstáculo: las elecciones municipales del próximo año.

Doscientos doce alcaldías estarán en juego y deberá ganar la gran mayoría, para mostrar que tiene el control político en Veracruz.

Tiene todo para conseguirlo. La inercia de las elecciones de este año, los programas sociales, un OPLE e INE amigos y otros factores, pero a ver qué resultados obtiene.

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Porque así es la política en todos lados Rocío Nahle aún no es gobernadora electa y tomará posesión hasta diciembre, pero su sucesión ya empezó.

Manuel Huerta y Ricardo Ahued salen a la cabeza en esta larga carrera con vallas y otros obstáculos, aunque en los próximos cinco años puede haber volteretas.

Por supuesto ahora no hablarán de eso, estarán concentrados en sus respectivas actividades, uno aún como alcalde y luego como secretario de Gobierno y el otro como senador ya con casa de atención en Xalapa.

Pero no son los únicos a los que las circunstancias colocan para aspirar. Otros próximos secretarios de despacho también aspirarán y los que se muevan en la CDMX, como Sergio Gutiérrez, quien actualmente es vicepresidente en la Cámara de Diputados, en su momento volverá a mostrar su aspiración.

La postulación que haga Morena en un lustro será muy distinta a la vivida en el pasado proceso. Para empezar no había duda que el dedo de López Obrador sería el gran elector y, por lo tanto, desde el nombramiento de Rocío Nahle como secretaria de Energía pocos dudaron que la candidatura sería para ella.

Solo Patrocinio Cisneros en medio de su soberbia derivada del poder acumulado y Cuitláhuac García, por su desconocimiento de la política –y otros cuatro acelerados- creyeron que no sería Nahle.

Hoy en la 4T se arranca sin nada para nadie. Están los morenistas locales, dependiendo de la gobernadora entrante, y nadie con gran fuerza a nivel central.

Eso sí, los de acá y los de allá deberán sujetarse al estilo de la casa guinda: cien por ciento de lealtad, o sea que los conocemos con su estilo personal en la función pública, pero para ganar la candidatura deberán dar sobradas muestras de ser leales e incluso radicales para defender sus causas.

Nahle logró la candidatura porque sirvió con lealtad ciega a López Obrador.

El Presidente anunció, a mediados de 2019, que se haría una refinería en tres años a un bajo costo de 8 mil millones de dólares y Nahle, como secretaria de Energía y nombrada responsable de esa obra, dijo sí se puede, aunque todo estaba en contra y terminó en ser construida -¿ya refina, aunque sea poco?- en cinco años y con un costo al menos del doble, por ahí de 16 mil millones de dólares, más de lo que cobraban compañías extranjeras por la construcción y cuyas ofertas fueron rechazadas por "caras".

Así es que quienes, por parte del gabinete estatal, jueguen en la sucesión deberán tener lealtad 100% hacia ella y radicalizarse cuando sea necesario.

Por lo pronto, para que Nahle pueda opinar e influir en su sucesión, que lo habrá de querer hacer pues se ve que le gusta el poder, deberá saltar sin problemas –como Lavolpe calificó a la Selección Mexicana para el Mundial de 2006, caminando- un primer obstáculo: las elecciones municipales del próximo año.

Doscientos doce alcaldías estarán en juego y deberá ganar la gran mayoría, para mostrar que tiene el control político en Veracruz.

Tiene todo para conseguirlo. La inercia de las elecciones de este año, los programas sociales, un OPLE e INE amigos y otros factores, pero a ver qué resultados obtiene.

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