Abelardo Carro Nava, en el “Magisterio tiene memoria”, observa: Después de Fausto Alzati, Miguel Limón, Reyes Tamez, Josefina Vázquez, Alonso Lujambio, José Ángel Córdova, Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño, Otto Granados, Esteban Moctezuma, Delfina Gómez y Leticia Ramírez, uno esperaría que la designación de un secretario de Educación Pública en nuestro país, se realizara considerando las capacidades necesarias, suficientes y requeridas para desempeñarse en el cargo, pero no, desafortunadamente en México las decisiones están fundamentadas en otro tipo, tal vez, de “valores”, que difícilmente son comprensibles dadas las problemáticas que aquejan, no de ahorita sino de años al Sistema Educativo Nacional, consecuencia de gestiones tan pobres y cortas de mira, que priorizaron agendas que no corresponden a la realidad vivida en territorio mexicano.
Hoy llega a la Secretaría de Educación Pública Mario Delgado Carrillo para el próximo sexenio. Político, quien también se ha destacado en su trayecto por las reformas educativas en México. “El 13 de diciembre de 2012, Mario Delgado Carrillo, senador del PRD, presentó una Iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforma el artículo 3° constitucional en materia de calidad educativa, evaluación educativa y servicio profesional docente. Dos días antes, Enrique Peña Nieto había enviado una iniciativa similar, en el marco del Pacto por México, conformado por los partidos PRI, PAN, PRD y el Ejecutivo Federal”.
La iniciativa tenía varios propósitos, dos eran los esenciales: “Clarificar que el derecho a la educación es una educación de calidad, y esa calidad se basa en el mejoramiento constante y en el máximo logro académico; que el Sistema Nacional de Evaluación quede a nivel constitucional”; lo mismo que el “sistema profesional docente también quede en la Constitución con sus principales características, que introduzcamos también ya el criterio de los diferentes componentes del Sistema de Evaluación Educativo Nacional, para el tema del financiamiento, obviamente tendrá que venir una reforma posterior y también que propongamos para darle la fuerza de rectoría al Estado en materia educativa, que las comisiones mixtas que existen actualmente pues sean nada más específicamente para los temas laborales del magisterio”, exponen Roberto González Villareal, Lucía Rivera Fierro y Marcelino Guerra Mendoza, en “La continuidad neoliberal. La producción de la reforma constitucional 2018-2019”, Ediciones Navarra.
“En sentido estricto, su iniciativa vino a complementar, ampliar, clarificar, corregir y potenciar la de Enrique Peña Nieto. Responde al mismo paradigma, en ningún momento la cuestiona, Mario Delgado no discute la problematización, abreva de los diagnósticos de la Coalición Ciudadana de la Educación, incluso recupera sus análisis y formulación legislativa. Él, los panistas, el gobierno federal y los priistas, comparten el modo de concebir y atender los problemas educativos”. Delgado Carrillo es uno de los forjadores de la reforma educativa del Pacto por México en términos constitucionales, conceptuales, programáticos y también políticos, pues convenientemente guardó silencio cuando el dictamen final de la reforma constitucional se conoció, analizó, discutió, dictaminó y aprobó en menos de un día en el Senado de la República, señala Roberto González Villareal. Al empresariado se le abrió la puerta para que pudiera determinar lo que sucedería en la vida pública de México.
Continúa González Villarreal: De febrero de 2013 a septiembre Mario Delgado fue cambiando de posición. De su compromiso militante por la reforma, pasó a ser un crítico de las leyes secundarias. Incluso votó en contra. Meses más tarde lo explicó así: La reforma educativa no contó con el consenso de los actores y fuerzas sociales más importantes de la educación… La evaluación no debe ser el centro del Servicio Profesional Docente (SPD), sino el reconocimiento permanente y continuo de las y los docentes mexicanos; ésta debería servir para alimentar las decisiones y ser un insumo para modificar los sistemas de enseñanza, el currículo de profesores, las condiciones de trabajo, y en general, mejorar la estructura e infraestructura docente, si ésta no se alinea a esa finalidad, pierde su sentido. Sin embargo, “sus críticas son meramente retóricas, en sentido estricto son falsas, pues refiere en todos los casos una suerte de traición a los propósitos originales de la reforma del Pacto por México, cosa que es totalmente falsa, sus mismos aportes quedaron en el texto constitucional, tanto su definición de calidad como uno de los criterios que rigen la educación en el país, como el rango constitucional de la evaluación. No hay que olvidar, las leyes secundarias regulan el proceso, pero no cambian el sentido ni del sistema de evaluación, ni del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación hoy la USICAMM, ni del Servicio Profesional Docente.
En 2018, después del triunfo electoral del actual presidente, establecido el compromiso de cancelar la reforma educativa neoliberal, ya como coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado sufrió los reclamos de su examigo Claudio X. González respecto al futuro de la reforma. Pues sí, la directiva del presidente era enfática: cancelar la dizque reforma educativa, que no quedara ni una coma. Ese fue el encargo, ese era el compromiso y Mario Delgado actuó según sus convicciones y sus recursos, con el pleno aval del Ejecutivo federal y el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán.
Un dato es revelador: cerca del 80% del contenido de esa reforma no provino de la iniciativa de la actual administración federal, sino de los partidos opositores. Y es que no se puede cancelar una reforma si no se supera el paradigma del que proviene, es decir, si no se cuestionan y superan los modos de problematización-atención, y eso es justamente lo que no ocurrió, expresan González Villarreal, Rivera Fierro y Guerra Mendoza. “Nombrarlo secretario de Educación Pública en estos momentos, es una afrenta, una traición y un reforzamiento del neoliberalismo en el sistema educativo nacional. El magisterio tiene memoria, no olvida las afrentas de las reformas educativas anteriores, mucho menos la del Pacto por México, tampoco que Mario Delgado fue uno de sus artífices y principales impulsores”.
“Si el nombramiento de este político, cuyas convicciones y principios son poco serios e irrisorios, se da en términos del tan acostumbrado juego político, llámese pago de factura, favor, premio o quién sabe qué otra cosa pudiera ser, dado el apabullante triunfo electoral que “logró” este año con políticos provenientes de otros partidos políticos que no eran de las filas morenistas, preocupa la ligereza con la que se toma a la educación desde un gobierno que aún no inicia y que, como he dicho, se pinta de izquierda, de una izquierda progresista, comenta Abelardo Carro Nava en Educación Futura ¿Desprecio por la educación, por el magisterio y por las y los estudiantes? Esperemos, por el bien de la educación de nuestro México, que no se cumpla aquel refrán popular que a la letra dice: "lo que mal empieza mal acaba…”