Si recurrimos a un diccionario y buscamos la palabra fuente, encontraremos que el concepto se refiere a una persona o cosa que proporciona información, lo que nos evoca tradicionalmente a un texto, más de carácter documental; pero si realizamos la misma pregunta en el campo de la historia del arte, las posibilidades se extrapolan y para responderla, el Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM realizó la edición 46 del Coloquio Internacional sobre Historia del Arte (CIHA), que esta semana se llevó a cabo en un formato híbrido.
En los dos últimos años, con la clausura de museos, bibliotecas, zonas arqueológicas, archivos y colecciones artísticas, los especialistas en historia del arte se quedaron lejos de sus fuentes lo que generó varios retos y uno de ellos fue el reflexionar sobre la necesidad de entender sus fuentes desde la materialidad y su capacidad de reproducción.
Para Angélica Velázquez, titular del IIE, la relevancia de este encuentro emblemático –realizado desde 1975, casi de manera ininterrumpida–, radica en “volver al núcleo fundante de la historia del arte, a sus fuentes y objetos como los sitios primordiales de inspiración, desde donde se originan muchas de nuestras pesquisas o a donde acudimos para responder inquietudes diversas”.
Así como la necesidad innegable de los investigadores de trabajar cerca de sus fuentes, de inspeccionarlas, analizarlas, interrogarlas en su materialidad, descomponerlas o relacionarlas con otras y llevarlas a públicos más amplios, reafirmó.
Durante la jornada de actividades, especialistas de Brasil, Perú, Colombia, Estados Unidos, Alemania y México, entre otros, reflexionaron sobre el origen de algunos de los problemas más importantes en los campos del arte indígena, virreinal, moderno y contemporáneo.
“Como uno de los coloquios de mayor tradición en la UNAM, los asistentes presenciaron el debate de 25 ponencias acotadas en cuatro mesas de discusión, en donde investigadores consolidados a lado de colegas con trayectorias emergentes intercambiaron ideas para renovar nuestra disciplina desde diversos ángulos”, agregó Luis Vargas, integrante del Comité Científico del Coloquio.
En esta edición, continuó, “los temas se emplazaron en América Latina, como un territorio con desarrollos muy específicos que plantean nuevas maneras de abordar la historia del arte”.
La versatilidad temática que se abordó en el encuentro giró en torno a la estética de los volcanes, el Instagram como fuente de investigación, el análisis de restos óseos para el estudio del retrato en los mayas o el estudio de cintas magnéticas de videoarte como una fuente primaria para el estudio historiográfico.
También se inspeccionaron temas sobre el arte amerindio antiguo, el estudio iconotextual de los libros de Chilam Balam y el análisis de personajes como autoridades en el campo del arte, tal es el caso de Manuel Toussaint en México o Gregorio Velázquez de Arce y Ceballos, pintor colombiano de gran importancia en la época del Nuevo Reino de Granada.
El encuentro contó también con personalidades reconocidas en el ámbito del arte nacional e internacional como Gustavo Curiel, investigador del IIE; Ana Gonçalves Magalhães, directora del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Sao Paulo, Brasil; y Natalia Majluf, historiadora del arte y curadora peruana.
Los participantes coincidieron en que “los coloquios son espacios de experimentación que fortalece el ejercicio de intercambio de experiencias y conocimiento para preguntarse en dónde se encuentran y hacia dónde va la historia del arte; cómo rescatar y releer críticamente las fuentes del arte y confrontar construcciones historiográficas a partir de metodologías comparativas entre fuentes primarias y secundarias.
Todas las ponencias y debates de este encuentro se pueden consultar en el canal de YouTube del Instituto de Investigaciones Estéticas: @iieunam.
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