Decenas de libros sobre Frida Kahlo se publican cada año alrededor del mundo, en prácticamente todos los idiomas, los cuales tratan de desentrañar hasta los datos más ocultos de su biografía o la estudian desde los más diversos contrapuntos.
Sin embargo, para la filósofa Eli Bartra, autora del libro “Frida Kahlo. Mujer ideología y arte” (Barcelona Icaria Editorial, 1994), “el gran problema es que aún 70 años después de su muerte no sabemos bien a bien quién y cómo fue ella, sino, más bien, lo que tenemos son interpretaciones de ella”.
Esto, a su parecer, exceptuando las investigaciones que, en una búsqueda de datos amarillistas, la tildan solamente de mártir y mujer doliente y sufrida, olvidando su “cosas más importantes como su postura política”, le parece algo muy válido y legítimo por diferentes luchas, como son las del feminismo o la diversidad sexual, aunque no haya sido una deliberada activista de estos.
“Ella era una militante del Partido Comunista y el feminismo no estaba entre sus intereses. Era una mujer rebelde, crítica frente a las injusticias del mundo. Si se le hubieran preguntado si las mujeres tenían que votar, obviamente hubiera estado a favor, pero no era su preocupación”, afirma la investigadora.
El mito
Pero ¿cómo comenzó el mito de Frida Kahlo? Eli Bartra considera que lo inició la misma Frida que tanto en su vida como en su obra, se mostró en una especie de “performance constante”, a través de la vestimenta y actitud.
“Ella se construyó un personaje de sí misma. Pienso que sí tenía una veta de interés por el espectáculo, por llamar la atención. No vale recurrir al psicologismo que podría sugerir que quería contrastar a Diego Rivera, cosa que no es cierta, ella incluso antes de conocerlo ya se vestía de hombre. También quería rescatar a todas luces su identidad mexicana, quizá porque pudo ser problemática, tenía toda la herencia europea por su padre”, considera Bartra.
Pero si se quiere determinar cuál fue la chispa que después se convirtió en el explosivo interés por la pintora, Bartra advierte que también habría que tener en cuenta que hay múltiples versiones e interpretaciones. Aunque, dice, se cree que pudo haberse originado por el movimiento feminista alemán durante la segunda década de los 60 y los grupos chicanos en Estados Unidos que identificaron en ella un sentido de identidad.
El mito de Frida Kahlo lo inició la misma Frida que tanto en su vida como en su obra, se mostró en una especie de performance constanteEli Bartra, filósofa
“Parece ser que fueron las mujeres alemanas quienes empezaron a reivindicarla con la publicación de un cartel, con el autorretrato ‘Cortándome el pelo con unas tijeritas’ (de 1940); así como los chicanos en Estados Unidos por lo mexicano y por la idea de la ‘raza’. ¿Cuál, yo aún me lo pregunto? Una palabra que Frida usaba para referirse a la gente, ‘la bola’, ‘los cuates’”.
Sumado a estos movimientos sociales, Bartra también considera que algo que ha terminado por construir la imagen internacional de Frida Kahlo y que es otro de los ingredientes que han dado origen al gran interés de su obra es su carácter exótico y también provocativo, en el segundo caso por ser una pintura meramente femenina.
“Su pintura tiene una temática que sólo una mujer pudo haber hecho, pensemos en obras como ‘Unos cuantos piquetitos’, de 1935 -que retrata un feminicidio que Frida leyó en un periódico- o ‘El suicidio de Dorothy Hale’, de 1938. Son de una temática muy femenina, pero son provocativos. Ella provoca a la gente y nosotros caemos en esa provocación”.
Fridomanía: mera mercadotecnia
Ante la exacerbada creación de productos y servicios que actualmente usan la imagen de Frida Kahlo, desde maquillajes, joyas, muñecas de línea, carteras, bolsos, llaveros y, más recientemente la convocatoria para romper el “récord mundial de más personas disfrazadas de Frida” para conmemorar su 70 aniversario, por una empresa organizadora de eventos deportivos, Bartra afirma categóricamente que la llamada “Fridomanía” no es más que “mera mercadotecnia”, que explota los elementos de interés de la pintora.
Ella provoca a la gente y nosotros caemos en esa provocaciónEli Bartra, filósofa
Sobre esto, la investigadora critica como “detestable” que se busque el lucro con el nombre y figura de Frida, como ha sido con la empresa Frida Kahlo Corporation, cuyos registros de marca se encuentran en disputa legal entere entre la sociedad Familia Kahlo S.A. de C.V., encabezada por Mara Cristina Teresa Romeo Pinedo y Mara de Anda Romeo, sobrinas de Kahlo, y el empresario Carlos Dorado, quien actualmente es la única entidad que se acredita como propietaria legal de los derechos.
Sin embargo, ante la extrema popularidad de la pintora, Bartra afirma que debe verse con buenos ojos el hecho de que el uso de la imagen de Frida pueda ser útil a comunidades que hacen artesanías con ella, pues “no es mercadotecnia sino estrategias de sobrevivencia”, que ejemplifican el modo en que la esta pintora ha pasado a integrarse a la cultura popular y sus expresiones genuinas; así como la conformación de un “fridismo”, que ha “reivindicado a la imagen de una gran pintora”, cuya obra es de suma importancia para la historia del arte mexicano y universal, aunque la especialista cuestiona que esto no suceda con otras pintoras de igual importancia y calidad, como María Izquierdo, por ejemplo.