Impulsar el talento de las y los jóvenes, procurar proyectos y foros no sólo de expresión sino para poner a la cultura en medio del debate público como un medio para la transformación social y como un detonante para la economía, fue el espíritu que reunió a diversas personas en el Mundiacult 2022, realizado en la Ciudad de México.
Crismary de la Cruz Hernández e Ingrid Evelyn Zárate Mora, de 15 y 18 años, respectivamente, asistieron al foro como parte del Semillero Creativo de Zongolica, representando así a Veracruz. Ellas se sumaron, junto con otras y otros jóvenes, a la creación de códices plasmados en gran formato, a través del cual dieron cuenta de las actividades desarrolladas en el Mundiacult.
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Desde las Altas Montañas las jóvenes lograron su asistencia gracias a su perseverancia y talento, a su regreso comentan que la experiencia les cambió el panorama acerca de lo que quieren para su futuro.
Para Crismary de la Cruz, quien se encuentra estudiante el primer semestre de bachillerato, la “experiencia fue única muy especial, conocí a otras personas con las que me sentí muy a gusto de trabajar y me inspiraron a pintar. Mi aprendizaje principal es que debo seguir dibujando y sí puedo llegar muy lejos en ello porque es lo que me apasiona”.
Ingrid Evelyn comparte que “la experiencia que tuve agradable, fue nuevo para mí, fue divertido hacer la actividad. Cuando comenzamos tenía un poco de miedo porque no sabía qué hacer y no quería echar a perder el material porque sabía que era algo importante; sin embargo cuando comencé a trabajar me sentí más libre y feliz”.
Agrega que su participación la deja con muchos aprendizajes, aunque el más importante “es que no debo presionarme sino calmarme y solo dibujar; no tiene que ser perfecto. También aprendí que con tiempo, planeación y dedicación cualquier cosa se puede lograr”.
Aunque Ingrid Evelyn se encuentra estudiando el primer semestre de la carrera de Enfermería, indica que con la experiencia vivida buscará ampliar sus metas: “Me gustaría a mediano plazo estudiar algo relacionado con el arte, porque es algo que me hacía mucha ilusión y disfruto, por eso lo sigo haciendo. La verdad esta experiencia me dejó una agradable sensación, me motivó más que nada a seguir estudiando. Al ver a mi maestro, cómo trabajaba, me llevó a pensar que yo también quisiera ser como él a futuro”.
Y agrega: “Siento que tener este tipo de experiencia serviría como un motivador para que los jóvenes se esfuercen para hacer su futuro; que sepan que en esta vida no todo es trabajar y trabajar sino que hay que darse tiempo para divertirse, viajar, conocer; entonces cosas así deben ser motivador y demostrar a todos que puedes hacer lo que a ti te gusta, aunque te digan que te vas a morir de hambre, por ejemplo, por dibujar; eso es una gran mentira, solo tienes que trabajar y tomarte tu tiempo”.
¿Qué opina el maestro del Semillero Creativo de Ilustración de Zongolica?
Con las jóvenes viajó Cuauhtémoc Cuaquehua Calixto, docente tallerista del Semillero Creativo de Ilustración de Zongolica, quien destaca que este tipo de oportunidades son únicas e influyen positivamente en las juventudes, sobre todo en los contextos serranos.
Explica que lo que se busca en el Semillero no es formar artistas, sino “trabajar con una disciplina artística para lograr su cohesión comunitaria, trabajar diferentes valores; pero no necesariamente se les enseña técnica; eso ya lo irán agarrando con el paso del tiempo si ellas deciden estudiar una carrera para dedicarse a ello”.
Indica que el trabajo en el Semillero de Zongolica es comprometido y muestra de ello es que fueron el único elegido para representar a Veracruz, “eso habla del trabajo y también del talento de las niñas”, señala.
Sobre la participación en el Mundiacult donde durante una semana realizaron códices en papel amate y manta en el Centro Cultural Los Pinos y en el Auditorio Nacional, expresa que las niñas estuvieron a la altura del foro internacional.
“Con los jóvenes hay que tomar en cuenta que cada uno tiene sus diferentes realidades y complejidades; a veces ya la familia, los adultos o la escuela, o las cosas que les acongojan no ayudan mucho y uno tiene que estar atento a esas coas; pero ellas pese a que las vi nerviosas se mostraron profesionales y manejaron a la altura. Eran jornadas bastante complicadas, nos levantábamos a las seis de la mañana porque a las 8 ya teníamos que estar saliendo al lugar donde íbamos a pintar, pero siempre se vieron bien”.
Finalmente llama a que proyectos como el Semillero sigan llevándose a cabo pues significan una apuesta para hacer del arte y la cultura una herramienta para el cambio social.
Nota publicada en El Sol de Orizaba