A nivel cerebral, la transmisión de información es a través del axón, que aislado por las vainas de mielina, permite que la terminal pre-sináptica de una neurona se vincule con el botón post-sináptico de la otra, la cual puede estar a micrómetros o incluso hasta varios centímetros alejada, situación que exige un eficiente sistema de códigos, como si fuera una lengua, que pueda ser interpretado fácilmente.
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Aunque dicen algunos, nada es más difícil que aprender latín, una lengua casi extinta, la realidad es que para las neuronas ningún “mensaje” es imposible de decodificar. Ejemplo de ello es que cada estímulo que reciben, por ejemplo el sonido o el color, puede ser entendido y transmitido mediante impulsos eléctricos para favorecer la liberación de neurotransmisores a manera de mensajeros químicos.
Revisemos un ejemplo. La substantia nigra, nombrada desde su descubrimiento en latín, es un área cerebral cuyas neuronas producen dopamina, neurotransmisor vinculado con el control motor, el sistema de recompensa y el aprendizaje. Por eso, cuando la dopamina disminuye por efecto de la edad o por neurodegeneración progresiva puede propiciar la Enfermedad de Parkinson.
Si bien, entender el orden de sucesos que favorecen la pérdida de la comunicación al interior de cada circuito neuronal es un reto para los especialistas en salud, la complejidad de cada circuito hace suponer que para lograr que las terapias sean efectivas debemos entender los códigos con los que se comunican las neuronas.
*Instituto de Neuroetología, Universidad Veracruzana.