La química estudia las transformaciones de la materia y todos los días la experimentamos, cocinando el desayuno, usando una batería, en las medicinas y en las nuevas pantallas flexibles tan populares, en fin, la química nos rodea y en algunas ocasiones la reconocemos como algo útil y otras, la entendemos como algo nocivo, en especial cuando pensamos en basura y en los desechos industriales, por mencionar algunos ejemplos.
Lo cierto es que la química es una disciplina ligada a las personas desde la antigüedad y hoy es posible estudiarla en muchas universidades, un egresado con una formación en ciencias químicas puede desempeñarse en la industria y en la investigación, en ambos casos, la idea es encontrar soluciones ingeniosas para una gran cantidad de problemas en su campo de estudio y en un marco de sostenibilidad, esto se encasilla en el campo de la química aplicada.
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¿Qué hay de la química básica?, en un sentido riguroso, la división entre química básica y aplicada es un tanto arbitraria, pues en la práctica son difíciles de separar. Los descubrimientos en química se hacen a expensas de un conocimiento íntimo de la materia; sin embargo, la utilidad de la química básica no se adivina tan fácil, sus resultados suelen ser a largo plazo, el conocimiento generado tarda algún tiempo antes de encontrar un beneficio práctico.
En la Universidad Veracruzana, la química básica se cultiva en proyectos sobre fotocatálisis, síntesis total mediante reacciones radicalarias, desarrollo de nuevos posibles fármacos, fluorescencia, etc., todos estos suenan complicados para quien lee; sin embargo, resulta muy interesante discutir los beneficios de este enfoque en la enseñanza de la química.
Con su enseñanza, la química trasciende a la aplicación que se busque dar a lo largo de un plano curricular, así, en ingeniería química, química farmacéutica biológica y química clínica se cursan algunas experiencias de química en su formación básica, pero la cuestión de si sirve o no a su práctica profesional no debe ser el foco de atención. Quizá un aspecto que se ha menospreciado es la estructura de pensamiento que se adquiere en el camino, la capacidad de observar, analizar y dar una respuesta, ya sea proponiendo una solución a un problema bien definido o desarrollando la capacidad de aprender, ahí es donde la química cristaliza y forma una parte esencial en la formación de la estructura de pensamiento del ser humano.
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Entonces, la enseñanza y los proyectos en química básica adquieren un sentido más amplio en el aspecto formativo, cerrando la nota cito al profesor español Antonio Echavarren, … “Dedicarse a la ciencia básica es como descubrir nuevos mundos”, ¿hay que buscar aplicaciones útiles a la sociedad?, por supuesto, el país lo requiere, pero no debemos olvidar la riqueza en la enseñanza de la química básica para seguir descubriendo el Universo.
– Instituto de Ciencias Básicas, UV