El jinicuil (Inga jinicuil) llamado en algunas comunidades algodoncillo, jiniquil o cuajinicuil; es un árbol perteneciente a la familia de las leguminosas (Fabaceae), es pariente del frijol, las lentejas y el tamarindo. Es una especie nativa del sur de México, hasta Sudamérica. Es común en la región de Xalapa.
Son árboles grandes de 10 a 20 m de altura, su corteza es lisa y de color gris, tienen hojas grandes y brillosas, sus flores son blancas con muchos hilos (filamentos), florecen en los meses de marzo hasta junio, su fruto es una vaina verde que mide alrededor de 20 cm, alcanza su maduración en los meses de junio a julio, por dentro tiene semillas grandes recubiertas por un algodón blanco (algodoncillo).
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Una sola especie con distintos usos
Es una madera fuerte, por lo tanto, se puede ocupar para construir estructuras simples, se puede hacer artesanías y leña. Incluso la cáscara de la vaina ya cuando está seca se puede ocupar como iniciador de fuego.
En Veracruz se come el algodoncillo, solo o en diversas preparaciones como: helado, aguas frescas y mermelada, esto es, por su alto contenido de azúcares.
La semilla ya pelada se puede comer como botana o en ensaladas y se puede añadir a guisos como el chilatole, pero debe de pasar por un proceso de cocción para eliminar el sabor amargo. Las semillas sirven para hacer harina porque tienen una buena cantidad de nutrientes (grasas y azúcares).
En las comunidades se ocupa como auxiliar en el tratamiento de la diarrea, infecciones gastrointestinales, inflamaciones y reumas. Aunque se han realizado pocos estudios sobre los compuestos químicos responsables de su actividad farmacológica.
Es común encontrado en los sembradíos de café, proporcionándoles sombra; creando cultivos más amigables con el medio ambiente. Es utilizado por los apicultores para producir miel, ya que el néctar de sus flores es consumido por las abejas.
El jinicuil es una especie cultivada en las fincas de café, aunque actualmente ya no es tan común encontrar los frutos en los mercados y las nuevas generaciones no lo conocen, ni lo consumen. Por lo tanto, es importante promover su cuidado y consumo para que las futuras generaciones disfruten de los beneficios de esta especie.
* Facultad de Biología-Xalapa, UV.
Nota publicada originalmente en Diario de Xalapa