En las montañas de México existe una especie de pino muy singular: Pinus hartwegii, también conocido como “pino de las alturas” es un árbol capaz de establecerse y vivir a una altitud de más de 4000 metros sobre el nivel del mar (ms.n.m.). Este pino vive cerca de las altas cumbres de las montañas del Eje Neovolcánico Transversal como el Cofre de Perote y el Pico de Orizaba en Veracruz.
La máxima altitud a la que los árboles pueden establecerse y crecer es un concepto que se conoce como línea de árboles o “treeline”. La línea de árboles de Pinus hartwegii en México, es aproximadamente la tercera más alta del mundo, la superan la línea de árboles de países como Bolivia en la región andina (4800 m s.n.m.) y la del Tíbet en la cordillera de los Himalayas (4900 ms.n.m).
La línea de árboles es uno de los límites naturales más claros y visibles dentro de la naturaleza. En cuestión de unos metros de elevación se puede observar una transición de un bosque denso y cerrado a una vegetación dominada por otro tipo de plantas como pastos y arbustos, sin la existencia de más árboles.
Los espacios naturales donde suceden estas transiciones entre ecosistemas, como en la línea de árboles, se denominan ecotonos. Los ecotonos se caracterizan entre otras cosas por su riqueza biológica y también por su relevancia científica, pues permiten estudiar los factores que originan dichos cambios. El espacio donde sucede esta transición en los bosques alpinos es conocido como el ecotono de la línea de árboles.
Línea de árboles y bajas temperatura, la relación
La línea de árboles está muy relacionada con las bajas temperaturas que tienen lugar en las partes altas de las montañas, las cuales tienen efectos directos e indirectos sobre los árboles. La línea de árboles sucede a diferentes altitudes en diferentes regiones del mundo; sin embargo, la temperatura ambiental de los sitios donde ocurre este fenómeno es muy similar a nivel global (5-6° C).
Si bien la temperatura es la causa más estudiada sobre la formación de la línea de árboles, existen otros factores que podrían jugar un papel importante en este fenómeno y cuya influencia es aún tema de estudio entre los y las científicas. Por ejemplo, las especies arbóreas de la línea de árboles son diferentes entre regiones y las estrategias que les permiten vivir en estos sitios podrían ser diferentes entre especies.
Pinus hartwegii es la única especie de pino capaz de crecer por encima de los 4000 ms.n.m. bajo condiciones de frío extremo y poco oxígeno. Por esta razón, Pinus hartwegii ha sido objeto de estudio de científicos de distintas universidades mexicanas, e incluso de instituciones internacionales como la NASA, la cual ha llegado a contemplar la posibilidad de en un futuro sembrar esta especie en otros planetas.
Los bosques alpinos como los que están constituidos por P. hartwegii son también importantes por los beneficios que nos brindan. Estos bosques participan activamente en el mantenimiento del suelo y de las cuencas hidrológicas que originan los ríos. Todos los grandes ríos nacen en las zonas montañosas y se calcula que más de la mitad de la población mundial depende del agua que brota de ellas.
Bosques, vulnerables al cambio climático
Los beneficios que la humanidad obtiene de la naturaleza son conocidos como servicios ecosistémicos, y como se ha señalado, los bosques alpinos de P. hartwegii juegan un papel importante en el mantenimiento de los servicios que las montañas ofrecen. Además, estos bosques son un elemento importante del paisaje que realza la belleza natural de las montañas. Estas no serían las mismas sin sus verdes bosques de pino.
Desafortunadamente, según el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) los bosques alpinos se encuentran entre los ecosistemas más vulnerables al cambio climático, entre otras cosas, debido al remplazo de los bosques por cultivos o a la tala directa de estos. Problemáticas que existen y han sido documentadas también en las montañas veracruzanas.
Los bosques tropicales representativos de la línea de árboles como los de P. hartwegii son aún más vulnerables, pues como se puede observar en la presente extinción de los glaciares, el aumento en la temperatura impacta estas regiones con mayor fuerza y puede cambiar drásticamente el ecosistema de estos bosques. En México solo queda un glaciar de los aproximadamente once que existían.
En la gran mayoría de las montañas tropicales del mundo, la respuesta de la vegetación ante el aumento de la temperatura es escalar las montañas en búsqueda de las condiciones para las cuales están adaptadas, las cuales se encuentran ahora a mayor altitud. En estos ecosistemas ocurre entonces un proceso de migración altitudinal de la vegetación.
Los bosques tropicales de P. hartwegii y otros alrededor del mundo escalan las montañas en búsqueda de nuevos espacios para vivir. Este fenómeno se ha observado con mayor intensidad tras el derretimiento de los glaciares en las montañas de Latinoamérica, donde al derretirse estos se abren nuevos espacios para que las plantas pueden llegar y establecerse donde antes solo existía hielo.
¿Qué pasa en los casos cuando ya no hay hacia dónde subir?
Mientras que en algunas montañas se abren nuevos espacios para que habiten las plantas, en otras, realmente ya no hay hacia donde subir, como puede ser el caso del Cofre de Perote o el Monte Tláloc, cuya cumbre está apenas por encima de la línea de árboles de P. hartwegii.
En suma, por la naturaleza cónica de la forma de las montañas, el espacio habitable para las plantas se ve reducido con la altitud. Hay que tener en consideración también que los pinos no serán las únicas plantas que querrán ocupar estos nuevos espacios, por se ha proyectado que existirá además una alta competencia por los limitados recursos de estos nuevos suelos.
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Existen plantas más pequeñas como arbustos o zacatonales de más fácil establecimiento que podrían tener ventaja dentro de esta competencia. De esta manera de continuar esta tendencia, varias especies representativas de la línea de árboles como P. hartwegii podrían enfrentar la posibilidad de extinguirse en sus hábitats originales. Se ha denominado a este escenario como extinción de cima o “mountain top extintion”.
Los bosques alpinos de P. hartwegii son importantes para el mantenimiento de los ecosistemas de montaña y sus servicios ecosistémicos, no solo para los pobladores de las montañas que, cabe decir, a nivel global se encuentran entre las personas más pobres del planeta, sino también para la sociedad en general. Es importante reflexionar sobre la vulnerabilidad de estos bosques y su ecosistema.
Los bosques de P. hartwegii son además una clara representación de la biodiversidad mexicana, en este sentido la conservación de estos en sus sitios de origen es muy importante. Pues como se ha mencionado, entonces los pinos cumplen un importante rol ecológico dentro de las montañas, como el relacionado con el ciclo del agua y la estabilidad de los suelos. Las montañas no serían las mismas sin sus bosques.
En el Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada de la Universidad Veracruzana se han realizado trabajos de investigación encaminados a conocer y conservar los bosques de P. hartwegii de las regiones montañosas del estado. Sin embargo, las proyecciones actuales indican que existe todo un reto alrededor de la conservación de estos bosques.
Trabajos de investigación han modelado, como de continuar las tendencias actuales en relación con el cambio climático, el nicho ecológico de P. hartwegii en las montañas veracruzanas podría verse reducido en casi un 30% en tan solo 20 años. Dada la importancia y vulnerabilidad de los bosques alpinos y el escenario actual, más instituciones públicas y privadas deberían mirar en pro de su conservación.
Las amenazas contra nuestra biodiversidad ligadas al cambio global, como la posible extinción del pino de las alturas en las montañas mexicanas o el derretimiento acelerado de los glaciares, deberían invitar también la sociedad en general a detenerse a reflexionar sobre nuestros hábitos de consumo y su relación directa e indirecta con la degradación de los ecosistemas.
* Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada, UV
Nota publicada originalmente en Diario de Xalapa