De las lunas las de octubre son las más hermosas, dice la canción popular, y para confirmarlo basta ver al cielo durante este mes, cuando el satélite natural parece más grande y brillante, pero ¿realmente es así?
José Antonio Bustamante Enríquez, miembro fundador de la Sociedad Astronómica del Estado de Veracruz, nos dice que aunque pareciera que el gran tamaño de la luna es porque está más cerca, esto no es así; sin embargo ese efecto se logra porque la humedad en la atmósfera sede, el ambiente es más seco y con estas condiciones los objetos celestes se ven en su esplendor. Además la órbita de la luna no es circular si no ovalada, por lo que en algunos momentos pasa ligeramente más cerca de la tierra—a esto se le llama perigeo—, al unirse estos dos factores tenemos como resultado las bellas lunas de octubre.
Además, nos explica Bustamante Enríquez, este mes es especial, porque hay dos lunas llenas,— la primera fue este jueves—cuando normalmente sólo hay una por mes, a este hecho se le conoce como Luna azul, que se da cada dos años y medio aproximadamente.
Sin embargo, aunque nos gustaría ver en el cielo un halo azul alrededor de la luna, el nombre no tiene nada que ver con el color, es decir, la luna no se verá azul, el término sólo refiere al hecho de poder observar dos lunas llenas en un mes y el término viene de una derivación del inglés antiguo belewe month, que significa “mes traidor”, derivando con los siglos a blwe month y finalmente a blue moon: luna azul.
¿Por qué es un mes traidor? Esto es por un “fallo” en el calendario gregoriano, que es el que utilizamos, donde nuestros meses son de 30 o 31 días, con febrero que es 28 o 29; sin embargo el calendario de la luna es de 29.5 días, por lo que ambos calendarios no coinciden, van desfasados, así que al final hay un día de diferencia entre ambos; este día se va “recorriendo” con los años hasta que coincide que en un mes de nuestro calendario tengamos dos lunas llenas, pero al siguiente mes no haya ninguna. Fue en la edad media, cuando los cristianos europeos que seguían fielmente el ayuno de la cuaresma popularizaron el término, pues notaron que había años en los que el ayuno se alargaba, considerándolo una “traición” o “engaño”.
A MIRAR EL CIELO
Bustamante Enríquez señala que mirar el cielo es un espectáculo sorprendente, sumamente humano: “Cuando miramos hacia arriba nos maravillamos con el cosmos; mirar hacia arriba es mirar hacia dentro de nosotros mismos; la gente que vivió en la época de las cavernas se preguntaba lo mismo que nos preguntamos nosotros; y crearon historias para tratar de entender el universo, y darle sentido a su existencia a través de las estrellas, y ahora nosotros hacemos lo mismo, al ver hacia arriba miramos hacia nuestro interior, preguntándonos qué somos, de dónde venimos, porque sabiendo eso sabremos hacia dónde vamos”.
Para admirar la bóveda celeste no es necesario tener un telescopio, el astrónomo nos dice que basta alzar la vista y saber hacia dónde mirar. Desde Xalapa podemos hacer diversos avistamientos, aunque nos recomienda alejarnos un poco de la ciudad para evitar la contaminación lumínica.
Señala que al principio de la noche podemos observar a simple vista, hacia el sur, por ejemplo desde la plaza Lerdo hacia Coatepec, dos luceros muy brillantes, uno blanco y otro naranja; lo que generalmente la gente llama luceros son planetas, y esos dos planetas muy brillantes son los gigantes gaseosos de nuestro sistema solar: Júpiter y Saturno. A simple vista los veremos como dos puntos muy luminosos; si los vemos a través del telescopio, cualquiera, por sencillo que sea, veremos al primero como una “pelotota” surcada de nubes, rodeada de sus satélites, y a Saturno con sus espectaculares anillos formados por pequeños copos de nieve.
Alrededor de las once de la noche, podremos ver un punto luminoso muy rojo, casi como sangre, se trata del planeta Marte. También alrededor de las 6 de la mañana, si observamos hacia donde sale el sol, podremos ver un lucero muy brillante, más que Júpiter, Saturno y Marte, es la famosa estrella de la mañana, que se trata en realidad del planeta Venus.
“Venus es el planeta gemelo a la tierra, porque es del mismo tamaño, pero está rodeado de una atmósfera mil veces más pesada que la de la tierra y está hecha no de oxígeno sino de ácido sulfúrico, estar ahí sería como estar bajo una presión similar a la fosa más profunda del fondo del mar, a una temperatura de 400 grados; no obstante, actualmente se investiga porque aunque su superficie es inhabitable, a la altura de sus nubes existen las condiciones para que los seres humanos vivan, ahí la presión es similar a la de la tierra, la temperatura es de unos 30 grados y encontraron evidencia de que puede haber microorganismos vivos; lo cual es maravilloso porque significaría el primer lugar donde se encuentra vida después de la tierra”, explicó.
El astrónomo indica que saber de ciencia es apasionante: “por ejemplo el hecho de saber que estamos hechos de polvo de estrellas; el hierro que circula por nuestra sangre fue creado hace millones de años en una estrella que explotó y que llevó ese metal a todo el universo, y después se condensó en otra estrella y otra vez volvió a explotar y otra vez se volvió a condensar hasta que creó un mundo rocoso en el cual surgió la vida…Saber eso es apasionante”.