La resistencia a antimicrobianos es una amenaza a la salud pública, la cual se puede disminuir a través de la concientización acerca del uso correcto entre la población general.
Desde que Alexander Flemming descubriera la penicilina como el primer antibiótico en 1928 y se adaptara su administración para tratar infecciones, se revolucionó la medicina cambiando las estrategias de tratamiento. Posteriormente, se desarrollaron más compuestos antimicrobianos que apoyaron al desarrollo y mejoramiento de intervenciones médicas.
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Existen organismos tan pequeños que es imposible observarlos a simple vista, estos son conocidos como microorganismos. Entre ellos se encuentran las bacterias, quienes pueden afectar nuestra salud, provocando la presencia de infecciones como la neumonía.
¿Cómo funcionan los antibióticos?
Los antibióticos eliminan o detienen el crecimiento de bacterias que pueden ser mortales, un claro ejemplo fue su empleo por los soldados de la Segunda Guerra Mundial. Permitieron tratar lesiones que anteriormente eran letales al infectarse y así salvar vidas, por lo que se volvieron indispensables.
Sin embargo, el abuso y mal uso de estos medicamentos hacen que las bacterias se vuelvan resistentes, lo que provoca que sea más complicado eliminarlas, pero ¿a qué se refiere que sean resistentes? Estos microorganismos necesitan desarrollar estrategias para sobrevivir, por lo que se han adaptado para resistir amenazas, como los antibióticos.
Esto es posible, ya que la bacteria puede hacer modificaciones a su estructura y composición, con lo cual provoca que el medicamento no tenga efectividad. Los individuos sobrevivientes son resistentes a la acción del fármaco y pueden comunicar esta estrategia a otros.
La Organización Mundial de la Salud ha declarado que el desarrollo de nuevos agentes antimicrobianos está “estancado” y es insuficiente para hacer frente a la creciente amenaza microbiana, lo cual se convierte en un grave problema porque se agotan las opciones.
Parecería que la batalla de los antibióticos contra las bacterias está perdida, pero no todo está definido. El uso de estos medicamentos debe ser apropiado e indicado por un médico, ya que así se logrará una máxima eficacia y seguridad, evitando que las bacterias continúen haciéndose más fuertes. Es importante terminar el tratamiento indicado por un profesional de la salud, así como no automedicarse.
Comprender las bases de la resistencia microbiana ayuda a evitar la propagación de microorganismos multirresistentes. Es posible que esta sea una batalla difícil y larga, pero el esfuerzo en conjunto es la mejor estrategia contra la resistencia. No hagas resistente al enemigo, acabemos con él antes de que él acabe con nosotros.
*Instituto de Neuroetología, Universidad Veracruzana
Publicado en Diario de Xalapa