Córdoba, Ver.- El próximo 26 de abril se cumplen 406 años de la fundación de la Villa de Córdoba, un suceso histórico importante al ser actualmente una de las ciudades más grandes del estado de Veracruz.
De acuerdo a Irma Becerril Martínez, encargada de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Córdoba tiene uno de los centros históricos más bonitos y perfectamente trazados, se puede observar incluso en fotografías aéreas pues no se ha perdido.
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Córdoba es uno de los municipios más importantes de México
Además la mayoría de los edificios están registrados precisamente como Monumentos Históricos debido a su importancia.
Cronistas e historiadores han recopilado datos cuyos escritos está resguardados en el Archivo Histórico de Córdoba pero muy pocas personas realizan consulta de estos documentos.
Y éste año se contempla únicamente la realización de un acto cívico encabezado por las autoridades municipales que será en la explanada del parque 21 Mayo.
La historia de Córdoba recopilada por la investigadora Adriana Balmori
La historia de la fundación de Córdoba es un hecho singular que debe ser conocido por todos sus habitantes ya que sin duda forma parte de nuestra identidad, "voy a recordar con ustedes, los hechos más importantes que dieron lugar a nuestra Córdoba"
Allá por 1609, cuando, en la región de Coscomatepeque, los Huatuscos, San Antonio y Santiago – hoy Carrillo Puerto-, las rebeliones de los esclavos negros que se fugaban de las haciendas y eran conocidos como “cimarrones” -según se cuenta, comandados por el Príncipe Yanga-, eran muy frecuentes, y peor que eso, eran los asaltos y crímenes que sin piedad cometían en contra de los viajeros y todo aquel que transportara mercancías por el Camino Real, ya fuera de Veracruz a la capital de la Nueva España o viceversa, por ello es que 4 vecinos de Coscomatepec y los 2 Huatuscos, solicitaron al Virrey la fundación de una Villa en las medianías del camino, que a su vez serviría para instalar un puesto de seguridad con un destacamento militar, como lugar de descanso a los viajeros y de resguardo a los transportistas.
Aunado a ello, los futuros fundadores, no dejaban de lado los múltiples beneficios de los que podrían sacar provecho de este fértil paraje formado por siete suaves lomas y ricos valles a su alrededor.
Al Virrey le pareció prudente la solicitud y mandó al corregidor Francisco de Soto y Calderón y al oidor de la Real Audiencia, Dr. Galdós de Valencia, a hacer una “vista de ojos”, lo que hoy llamamos visita de campo; como resultado se le informó al Virrey que el solar llamado de Huilanco o Hilango -que para unos quiere decir lugar de las palomas y para otros lugar alargado- contaba con las buenas cualidades que una población requiere, había pues, clima agradable, tierra fértil, abundante agua, montañas con muchas variedades de árboles, espaciosos valles para pastos, aires saludables, serranía de cal en las inmediaciones y otros materiales útiles para la construcción de la pretendida población.
Entre los requisitos para fundar una Villa en la Nueva España, (aún no éramos México, eso fue hasta 1821), estaban: al lugar destinado para ello debían trasladarse por lo menos 30 jefes de familia, de ahí lo de nuestros 30 Caballeros de reconocida honradez y asentarse en el lugar elegido con su familia, personal de servicio y trabajadores.
Ser de origen español, aunque tuvieran años residiendo en alguna otra población de la Nueva España, además de otra serie especificaciones. Por lo que a estos cuatro solicitantes se les unieron los demás, hasta llegar a 30, provenientes también de Amatlán y otras partes más alejadas, como Coatepec, Puebla o Tlaxcala.
Satisfechos todos los trámites, don Diego Fernández de Córdoba Marqués de Guadalcázar Virrey número XIII de la Nueva España en nombre del monarca español Felipe III, otorgó la licencia para la fundación de la villa, que tendría por nombre “Villa de Córdoba”, cediéndole el virrey, su apellido.
Además, en la Real Cédula que ordena la fundación de la villa, se le concede, usar como blasón el escudo del rey, “alta y única distinción que no fue otorgada a ninguna otra población”, por ello es que, hasta la fecha, con mínimas variaciones nuestro escudo es el mismo que el de España.
De la igual manera a cada uno de los fundadores se le concedió el título de Hijos dalgos, o hidalgos, que, según el diccionario son personas nobles, de probada honradez, de solar y linaje conocido, título que podrían heredar a sus hijos y descendientes.
El jueves 26 de abril de 1618 se congregaron los primeros 17 fundadores y sus familias en el pueblo de Amatlán donde asistieron a Misa, terminada ésta, se reunieron en una choza improvisada, donde tuvo lugar el Consejo Capitular presidido por el alcalde Mayor de Huatusco, y se nombró a los cuatro primeros regidores y a los 2 alcaldes ordinarios, Criatóbal de Miranda y Andrés Núñez. Así, en esta fecha se declara fundada la Villa, al día siguiente, viernes 27 de abril, se trasladaron al lomerío de Huilango donde realizaron el trazo de la nueva villa, que se realizó a cordel, usando una cuerda para medir y marcar calles.
En la más alta de las 7 lomas se asentó la Plaza Real, con dos calles que iban de norte a sur, las actuales avenidas 1 y 3, y dos que iban de este a oeste: las calles 1 y 3 de hoy. Al sur de la plaza se levantaría la Iglesia parroquial y al norte estarían las Casas Reales o de Gobierno, la cárcel y las caballerizas. Los lotes de los costados serían los 30 solares en forma de cuadro para cada uno de los fundadores, y que abarcaron, desde lo que hoy es la calle 10 hasta la calle 17.
También se destinaron predios para las carnicerías, un hospital, un cementerio y un convento.
El reparto de tierras de cultivo o producción para cada fundador se dejó para el 16 al 21 de agosto de l618.
Es importante resaltar que la fecha de la fundación de una villa o poblado debe ser considerada la del día en que queda instalado el Cabildo, y por lo tanto constituida la población, como sucedía en todo el territorio español y la Nueva España, lo que en el caso nuestro sucedió el día 26 de abril de 1618, y es por eso que yo aludo a esa fecha, sin embargo, algunos autores más recientes se basan en lo dicho por el Dr. Enrique Herrera Moreno en su importante monografía “El Cantón de Córdoba”, publicada en 1892, en donde él, sin embargo, no da las razones del porqué concede el 27, como fecha a la fundación de Córdoba.