Córdoba, Ver.- El avance de la tecnología ha permitido que las sociedades hoy lleven un estilo de vida más práctico y rápido, pero esto también ha provocado que algunos negocios vayan a la quiebra y, en el mejor de los casos, tengan que luchar día a día para subsistir.
Tal es el caso de las imprentas mecánicas, aquellas que hace más de 400 años revolucionaron el mundo moderno, hoy luchan día a día por mantenerse abiertas. La era digital condenó a la mayoría a la quiebra y las que subsisten tuvieron que aprender a adaptarse a lo digital y a lo mecánico.
Tal es el caso de José Algarín Durán, microempresario impresor, quien señala que hace 25 años, cuando el inició en el mundo de la imprenta, en Córdoba había por lo menos 300 negocios dedicados a este giro, sin embargo, hoy en día si quedan 70 es mucho.
En entrevista para El Sol de Córdoba, Algarín Durán, relata que la era digital representó un reto enorme para muchos impresores, por lo que muchos no pudieron, o mejor dicho no supieron, adaptarse a la modernidad y terminaron cerrando sus puertas.
Aprender a "surfear" la tecnología
Otros, los que aprendieron a surfear estas nuevas tecnologías, tuvieron que mezclar lo digital con lo mecánico e incluso tuvieron que ampliar su abanico de servicios a fin de poder mantener clientes para salir a flote.
“Cuando yo inicié, hace 25 años, aquí en Córdoba había un auge enorme de imprentas, había mas de 300 negocios dedicados a la impresión, todos tenían trabajos porque nada era digital y el permiso para imprimir facturas para el SAT garantizaban el negocio a los impresores” relata.
Sin embargo, señala que hace cerca de 15 años, cuando cobró fuerza la digitalización muchos de estos negocios comenzaron a carecer de trabajo lo que, con el paso del tiempo, los obligó a cerrar sus puertas y buscar otras formas de ingresos económicos.
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“El impresor que no tuvo la capacidad de diversificar sus servicios, como por ejemplo trabajar serigrafía, San Blas, sublimado, el DTF, que es ahora el boom de la impresión, estuvo condenado al fracaso y, lamentablemente, fue lo que pasó con la mayoría de los impresores”, cuenta.
Reitera que actualmente, en Córdoba subsisten cuando mucho, 70 imprentas y eso con sistemas digitales y mecánicos que les permiten poder cubrir las necesidades de los clientes, es decir, supieron adaptarse a los nuevos retos tecnológicos.
“El hecho de que una imprenta evolucione a lo digital, que tenga todo el equipo, no significa que va a poder sobrevivir, porque lo principal es hacerse de una cartera de clientes que constantemente le esté dando trabajos que le garanticen sus ingresos” dice.
Apunta que, como en todos los trabajos, el impresor tiene que adaptarse a las nuevas tecnologías y tendencias a fin de que sus clientes establezcan una fidelidad con su trabajo.