Córdoba, Ver.- Un silbato es el anuncio de que viene caminando y si tiene algún cuchillo o tijera que ya no corte, él le dará filo. Se trata de Luis Alonso de oficio afilador desde hace más de 40 años.
A sus 74 años hoy camina por calles de Córdoba, Fortín, Tierra Blanca o donde se le antoje, solo lleva su herramienta de trabajo con la cual se pone a dar filo a machetes, tijeras y cuchillos.
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Señala que ya quedan muy pocos afiladores pero afortunadamente el tiene trabajo. "Pues ya la gente compra su lima y le da filo a sus cuchillos, es la modernidad, antes habíamos muchos, hoy ya no" refiere.
Recuerda que no estudió y siempre se ha dedicado a este oficio desde que era joven y así mantuvo a su familia.
El oficio ha ido desapareciendo porque la herramienta ha ido siendo sustituida por equipos más modernos, que eran transportados primero en bicicleta y más tarde en motocicleta.
El entrevistado heredó el oficio de su padre como suele ocurrir con los oficios antiguos, que pasaban de padres a hijos, el de afilador no iba a ser menos.
Afilar cuchillos y tijeras requiere gran destreza y precisión en el manejo del esmeril no se debe apartar la vista de la máquina mientras de lo contrario puede suceder un accidente.
La gente de las pollerías, carnicerías, pastelerías salen al paso del silbato y su tradicional grito ¡el afilador! Tarda entre 5 y 10 minutos en dar filo a los cuchillos entrega, da las gracias porque aún le dan el trabajo y sigue su paso por las calles de la ciudad.