En la parte central de la entidad veracruzana se ubica Huatusco de Chicuellar, quien sobresale en los dominios del coloso Pico de Orizaba, el volcán más alto de México, mismo que custodia a bellos e históricos municipios y comunidades de Veracruz.
Es este poblado al pie de la Barranca de Chichiquila, uno de los pueblos productores de café más importantes del estado y el país, ya que al estar situado en la sierra veracruzana y a más de 1300 metros sobre el nivel del mar, hace que la siembra del grano aromático más consumido a nivel mundial sea uno de sus distintivos.
Según datos de Data Cívica, información de la Secretaría de Economía de México, el principal producto que exporta Huatusco es el café, con más de 15 mdd tan solo en 2023. Pero no solo las cifras nos señalan que este sitio enclavado en la sierra de Veracruz, pues sus habitantes le rinden homenaje a esta labor y a las mujeres.
El cultivo y cosecha del café en Huatusco, Veracruz
Huatusco se encuentra en la famosa Ruta del Café y dentro del Bosque de Niebla. Este poblado se conocía anteriormente como Cuauhtochco, el cual proviene del náhuatl Cuauhtli “árbol”, Tuchtli “conejo” y Co “lugar”, lo que quiere decir “lugar del conejo en los árboles”.
Existe desde la época precolombina, es decir, nació desde antes que llegaron los europeos a la región, siendo los indígenas quienes eran los que daban vida al lugar.
Huatusco de Chicuellar se encuentra a poco más de una hora de la “Ciudad de los Treinta Caballeros”. Registros señalan que Córdoba es la primera ciudad donde se sembró y comenzó a cosechar el café en todo México, pues fue gracias al Conde de Oñate, Juan Antonio Gómez de Guevara, dueño de la hoy exhacienda de Guadalupe quien trajo la primera planta de café en 1804 desde la Habana, Cuba.
Veracruz tiene más de 200 años de producción cafetalera, y la zona de las Altas Montañas tiene una antigua tradición para producir el mejor café de la región y de los mejores del estado. Aunque el Pueblo Mágico de Coatepec es considerado “La Capital del Café en México”, Huatusco le rinde homenaje a quienes cada día dedican su vida para hacer posible que tengamos una exquisita taza con café cada mañana en nuestra mesa.
La evolución de la producción de café en Huatusco comenzó a finales del siglo XIX, pasando por el Porfiriato con cambios en la tenencia de la tierra, aún más a partir de la Revolución y siendo en la década de los setenta y ochenta cuando se llegara a su éxito, pero siendo los primeros años del siglo XXI cuando se tuvieran crisis.
Pese a ello, este sitio rodeado de vegetación, agua, fauna y con el calor de su gente que arropa a los visitantes, tiene una característica obra en una de sus entradas, para dejar en claro que el café y quienes dan su empeño para cosechar cada grano no sean olvidados.
Escultura de la Cortadora de Café en Huatusco, Veracruz
En la entrada de la ciudad es inevitable no asombrarse con la escultura que se erigió para enorgullecer a sus habitantes de su gran labor. “La Cortadora de Café” fue creada por el escultor Javier Ortiz en el 2002, y su significado es representar la esencia y fortaleza de las mujeres trabajadoras de Huatusco y la región.
Esta escultura muestra el amor y la pasión por la caficultura, pero es una mujer quien está representada ahí porque esta labor no podría ser posible sin ellas. Aunque desde tiempo atrás los trabajos han sido realizados solo por hombres, en las cosechas de café las mujeres siempre han estado presentes.
No es extraño que nuestras abuelas e incluso bisabuelas compartan historias en las fincas de café, o que haya relatos donde las mujeres estén presentes, no solo como cocineras o en labores de limpieza en los beneficios de café, sino como cortadoras.
Son ellas las que le dan ese toque especial al café, desde su delicadeza para elegir y cortar cada grano, hasta su empeño en que cada grano esté bien despulpado, tostado y molido, para dar como resultado una de las mejoras tazas con café que pueda haber en nuestra entidad.
Con una altura que le impone a la vista, la escultura de la “Cortadora de Café” en Huatusco representa a una mujer con vestimenta típica, con el característico canasto para transportar los granos que han sido seleccionados en la cosecha, y en sus manos algunos otros, mientras que un pequeño niño se ve a su lado.
Este niño también trae consigo un canasto con granos de café, simbolizando que además de ser trabajadoras que hacen su labor con amor, no dejan de ser madres que siempre están cerca sus hijos. Además, nos muestra que ser cortador de café sigue por generaciones, y que se lleva con orgullo y en nuestra identidad.
Ahora, cuando visites esta maravillosa ciudad cafetalera, no te olvides de visitar esta importante escultura que es un homenaje a las mujeres, hombres y nuevas generaciones trabajadores que no solo se dedican a cortar café, sino a cosechar el mejor café de la región.