Las pintorescas calles de Córdoba, así como sus inigualables sitios, resguardan un gran legado con historias que logran permanecer hasta nuestros días, otorgándoles un gran símbolo de identidad.
Desde la Catedral de la Inmaculada Concepción, el Obelisco y el Palacio Municipal hasta el Portal de Zevallos, el Teatro Pedro Díaz o el edificio del antiguo Casino Español son algunos de los recintos históricos más importantes que se pueden encontrar en la ciudad.
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Sin embargo, existen otros más de los que aún se cuenta mucho y son recordados como el llamado Panteón de Rejas, el cual se encontraba ubicado en la antigua calzada de Félix Luna y que cuenta con una gran historia que involucra a un par de enamorados, ¿la conoces?
¿Cuál es la leyenda de los enamorados del Panteón de Rejas en Córdoba?
Es importante mencionar que el panteón era llamado de esta forma gracias a sus estructuras de hierro, las cuales le ganaron una gran admiración entre los ciudadanos. La historia ha pasado de generación en generación, siendo atribuida principalmente a “un anciano enterrador”.
La romántica y trágica leyenda se desarrolla entre los años de 1855 donde resaltan Luisa y Eugenio como los protagonistas.
Luisa, quien era una pequeña niña huérfana y que solo contaba con su tío abuelo como familiar, había llegado a la zona conocida como Villa Verde, sin embargo, el hombre tenía mala fama por ser una persona “avara” y de “duro corazón”.
Pese a esto, la joven tenía la fortuna de estar acompañada de una mujer que la cuidaba, aunque constantemente se enfrentaba a los malos tratos y mal genio de su familiar, quien únicamente le daba permiso de asistir a ceremonias religiosas, además de que la educación de la pequeña se limitaba únicamente a aprender a leer.
Durante las misas a las que podía asistir, Luisa conoció a Eugenio, un joven que formaba parte del coro de la misma y se presentaba todos los domingos durante las ceremonias, por lo que poco a poco fue llamando su atención hasta enamorarse. Fue tanto su amor que llegaron al punto en el que el joven pidió al padre que lo ayudara para pedir la mano de Luisa.
Sin embargo, y pese a los intentos, el familiar de Luisa se negó rotundamente al punto en el que prohibió a la joven asistir a todas las misas. Pese a ello y sin importar todos los impedimentos, los jóvenes enamorados se las ingeniaron.
Luisa pudo hacerle llegar a Eugenio, mediante su cuidadora, varias cartas, además de que recibía sus visitas y platicaban por los grandes ventanales que se encontraban en su vivienda, pero fue en ese momento cuando su tío abuelo decidió cerrarlas para evitar que Luisa continuara viendo a su enamorado.
Tras unos malos negocios de su tío abuelo y para lograr pagar una deuda a un hombre más “usurero” que él, Luisa fue obligada a casarse con una persona ajena a su enamorado con la posibilidad de saldar la deuda, sin embargo, el joven fue informado sobre esto y pidió a un padre que los casara de forma secreta para poder huir con ella de Córdoba.
Después de una sencilla pero bella y romántica ceremonia, los recién casados decidieron salir de la ciudad, sin embargo, al dirigirse al carruaje que los alejaría de la misma, fueron sorprendidos por un hombre cubierto con una capa negra que clavó un puñal en el corazón de Eugenio e hirió a Luisa con varios impactos en el cuello.
A punto de morir, la joven pidió a su cuidadora que le prometiera que la sepultarían junto con su amado, algo que se logró concretar, ya que fueron enterrados juntos el uno del otro en el panteón de Rejas.
Sin embargo, aunque nadie sabe quién fue el responsable de los homicidios, acusaron al familiar de la joven, por lo que fue encerrado. Posteriormente, tras salir de prisión, alguien mandó a construir un pequeño muro entre las tumbas de los enamorados, separándolos así después de la muerte.
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