La Fortaleza de San Juan de Ulúa es un recuerdo de la historia de Veracruz y de México desde la conquista hasta hoy. Al hablar de este periodo debemos comenzar recordando que frente a lo que es hoy San Juan de Ulúa, fue el lugar donde desembarcó Hernán Cortés al llegar a nuestro territorio por primera vez. En ese islote, se fundó la primera ciudad de toda América.
Esta fortaleza ha tenido varios cambios desde su construcción, los cuales han servido para hacerla testimonio de la identidad de Veracruz y un sitio que alberga diversas leyendas que atraen la curiosidad de muchos. Este fuerte era conocido como Purgatorio, Infierno y Limbo por las tétricas historias de las torturas a las cuales sometían a los presos que estuvieron entre sus paredes.
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¿Cuál es la historia de San Juan de Ulúa?
En el islote de Tecpan Tlayácac, el cual significa “nariz o saliente de la Tierra del Palacio”, donde existió un adoratorio mexica al Tezcatlipoca (que se refiere a “espejo humeante”) dios guerrero de la oscuridad. En 1518 llegó la expedición de Juan de Grijalva arribó a este islote en la fiesta de San Juan Evangelista (24 de junio) y encontraron un templo que fue hecho por pobladores de Culúa, cuyo nombre derivó más adelante del de San Juan de Ulúa. Es así que su nombre proviene del día en que llegó Grijalva, San Juan, y porque los españoles escucharon a los indios pronunciar culúa o ulúa, naciendo así San Juan de Ulúa.
Fue el siguiente año en que llegó Hernán Cortés (1518) y levantó su campamento en ese punto. Posteriormente se fundó la Villa Rica de la Vera Cruz el 21 de abril de ese año, siendo la primera ciudad de todo el continente americano y se inició la conquista española.
En 1535, el virrey don Antonio de Mendoza trajo autorización del rey Carlos I para comenzar a construir un puerto y defensas en el islote de San Juan de Ulúa. Es así que comienza a erigirse un muro con argollas para sujetar naves y protegerlas de los vientos del norte, también hicieron una torre a la altura de un hombre. El 1590, por órdenes de Felipe II se inició el diseño y edificación del sistema defensivo indiano o antillano para volverse una fortaleza con el paso del tiempo.
Las funciones principales de este lugar en el siglo XVI y primera parte del XVII: defender a la ciudad de Veracruz de una invasión, ser aduana, almacén y el único muelle autorizado por la Corona española para realizar actividades como puerto.
¿Cuál es la historia de los reos que escaparon de San Juan de Ulúa?
Un evento poco conocido en la historia es la fuga de varios presidiarios que estaban encerrados en San Juan de Ulúa. Según información rescatada de la Gazeta de México, publicada el miércoles 5 de mayo de 1784, relata un sorprendente hecho en Veracruz.
Tirándose al mar, cinco mecos (indios en aquella época) y otros presidiarios se fugaron del Castillo de San Juan de Ulúa, sin que se tenga registro de cómo lo consiguieron. Nadando hasta la costa y huyendo en dirección a Xalapa y situándose en inmediaciones de esta ciudad, formaron una compañía de bandoleros (como se les decía a los bandidos, ladrones y forajidos) que era dirigida por uno de los mecos, el cual se caracterizaba por llevar un rebozo robado a una mujer que lavaba, atravesado en forma de banda.
Esta banda de ladrones eran motivo de temor en la población, pues la Gazeta de México señala que además del robo a la mujer mientras lavaba ropa, también despojaron a un hombre de todo y lo ataron a un árbol, además de cometer delitos a diario.
En Xalapa, desataron terror, pues eran constantes los daños que ocasionaban en rancherías cercanas: robaban gallinas, pavos y reces, para comer su carne cruda. Mientras más robaban, más armas conseguían, pues le quitaban machetes a los indios que cortaban leña.
Se desconoce qué pasó con este grupo de bandoleros que aterraba a los habitantes de Xalapa, pero es un hecho que quedó plasmado en una de las publicaciones más importantes del país.
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¿Qué leyendas hay sobre la Fortaleza de San Juan de Ulúa?
Una de las historias de San Juan de Ulúa es que en la capilla de esta fortaleza se encuentra enterrada la lengua del presidente Miguel Barragán, quien murió el 1 de marzo de 1836 tras una larga agonía en la Ciudad de México y que dispuso que sus restos fueran distribuidos en varios lugares que amaba y honraba de su país.
Otra de las historias más famosas es la leyenda de la Mulata de Córdoba, la cual menciona que una mujer fue encarcelada en esta fortaleza acusada de brujería durante la época colonial. Esta mujer poseía una gran belleza y se llamaba Soledad. Se le decía mulata porque era hija de la mezcla entre un padre blanco y una mujer negra o viceversa, dando así esta raza en la época. Ellos no tenían derechos y eran consideradas marginados.
Soledad era famosa por curar enfermedades y dar remedios caseros con hierbas, sin embargo, fue acusada de brujería por esta habilidad y por ser hermosa, dando pie a rumores de tener un pacto con el diablo, pues muchos caían ante sus encantos.
El alcalde de Córdoba fue uno de sus tantos enamorados, pero al rechazarlo el hombre la acuso de bruja para vengarse. Fue así como la llevaron al fuerte de San Juan de Ulúa para ser ejecutada. Mientras esperaba el día de su muerte, Soledad pidió a uno de los carceleros que le llevara un pedazo de carbón.
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Según la leyenda, la mulata lo usó para dibujar un enorme barco en la pared de la celda y, un día antes de su ejecución en medio de una fuerte tormenta, la bella mujer preguntó “Dígame, caballero, ¿qué le falta a este barco?” señalando el bote en la pared, a lo que el guardia le dijo “el barco está perfecto, lo único que le falta es navegar”.
La mulata respondió “si tu voluntad es navegar, así será”, dijo y se metió en la pintura para desaparecer ante los ojos del guardia, con todo y barco. Testigos mencionaban que habían visto un bote en mar abierto, lo que era raro pues el puerto se cerró por la tormenta.
Sin duda, la leyenda de Chucho el Roto es otra de las más contadas por los veracruzanos. Se dice que este hombre era un bandido, maestro del engaño y del disfraz. Robaba a los ricos para ayudar a los pobres, algo así como un Robin Hood mexicano. Se llamaba Jesús Arriaga y nació en 1858 en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala. Chucho el roto escapó del fuerte de San Juan de Ulúa luego de un año preso, aunque se desconoce cómo lo logró.
¿Qué otra historia conoces de este histórico fuerte de San Juan de Ulúa?