El llamado cactus de jardín se ha puesto de moda por sus propiedades nutricionales, su fruto lo conocemos como pitahaya.
Es una de las frutas tropicales más demandadas del mercado, se conoce que en Veracruz lo cultivan agricultores de San Rafael; por lo grande de su flor, es considerada todo un espectáculo cuando madura y por lo rápido que se marchita.
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Se confunde como “la flor de un día” pero, es en realidad “la flor de una noche” pues se abre majestuosamente durante unas horas y viste de blanco los invernaderos.
El libro Crónicas de Córdoba, volumen 2 de le rinde un homenaje a través de una leyenda qué resalta la “magia” de esta flor y fruto, se llama “Novias de la noche, novias de la luna (a las pitahayas)”:
¿Cuál es la leyenda de la fruta del fuego y del dragón?
La noche es perfecta. Suave sopla la brisa que lleva una mixtura de fragancias que embelesa el ambiente. La luna por momentos disminuye su intensidad luminosa al cruzarle su rostro algunas nubes. Toda la naturaleza está anhelante… el tiempo es propicio.
Ella se ha puesto su vestido tubular, blanco y vaporoso, adornado de verde tierno y orlado de rojo… ¡Es toda fragancia, es dulzura total! Se podría decir que destila miel.
Él ha salido puntual a la cita, va acompañado de sus congéneres. Surca veloz el espacio y captura en la brisa su perfume. Ha recibido el llamado. Hacia ella se dirige, sabe que lo espera. Su encuentro está marcado para hoy. ¡Solo hoy es la cita, sólo hoy lo espera…!
No habrá mañana; pero eso sí, sabe muy bien que después de su unión nocturna nacerá el fruto de su amor. Un fruto dulce y agradable, un fruto resultado de la pasión.
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Mañana ella desaparecerá, estará muerta y él, surcará el espacio y esperará nuevamente la noche de la cita, dice la historia.
Al ser en la oscuridad cuando aparecen, las pitahayas no atraen a las abejas sino a los murciélagos, que a lo largo del tiempo ha evolucionado para llegar más fácilmente a ella. Sus polinizadores más eficaces son uno de los seres más estigmatizados que existen en el planeta, más allá que cumplen una función muy importante en la conservación, en el control de plagas, en dispersar semillas con lo que contribuyen a la regeneración de los bosques y en la reproducción.
Esta fruta es deliciosa por su forma, su color magenta ha sido utilizada de varias formas; las culturas prehispánicas celebraban la cosecha preparando una bebida llamada colonche, que es el jugo de la pulpa de tunas cardonas y de pitahayas fermentadas al sol en ollas de barro, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.