Este 28 de octubre es uno de los días más importantes de la Iglesia Católica, pues se conmemora el Día de San Judas Tadeo, conocido por ser el Santo de las causas difíciles pero con una historia que pocos conocen.
El último apóstol en ser nombrado durante la Última Cena tiene una conexión de sangre con Jesús y es que se dice que él y Jesús son primos hermanos.
La información que nos brinda un óleo sobre tela de “San Judas Tadeo, Apóstol” del autor Juan de Miranda y exhibido en la página del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dice:
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“Fue familiar cercano de Jesús. Le añadieron lo de Tadeo porque se confundía con Judas Iscariote, el que vendió por 30 monedas a Jesucristo. Fue muerto por sacerdotes persas indignados por predicar el Evangelio. Se le cercenó la cabeza con una alabarda, que era un arma de guerra”.
Documentos religiosos cuentan que San Judas Tadeo estaba íntimamente relacionado con Jesús por su parentesco con San Joaquín y Santa Ana, padres de María. Era sobrino de María y José, por lo que resulta ser primo de Jesús.
También, según un escrito de la Congregación para el Clero, el apóstol y Jesús eran primos hermanos ya que el padre de Judas se casó con María de Cleofás, hermana de la Virgen María.
Aunque este Santo es quizá uno de los más populares de las religión católica poco se dice de su historia, cómo murió y por qué lo celebran cada 28 de octubre; él fue misionero por toda la Mesopotamia durante diez años.
¿En dónde se encuentran los restos de San Judas Tadeo?
San Judas es conocido principalmente como autor de la Carta de su nombre en el Nuevo Testamento. Luego de su trágica muerte trasladaron su cuerpo a Roma y sus restos se veneran en la Basílica de San Pedro.
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Después de la muerte y resurrección de Jesús, San Judas Tadeo viajó para predicar el Evangelio llevando la palabra de Cristo a lugares como Mesopotamia, Persia y otras regiones del Medio Oriente, donde finalmente fue martirizado por su fe.
La representación de San Judas Tadeo para los devotos lleva una imagen de Jesús en un medallón sobre su pecho o su mano, en referencia a una leyenda en la que se dice que Jesús imprimió su rostro en un paño que Judas Tadeo llevó al rey Abgar de Edesa para curarlo de una enfermedad.
