Córdoba, Ver.- El plato del buen comer sufrió una modificación, la mitad deben ser de frutas y verduras, las comidas deben ser acompañadas de agua simple y el nuevo grupo debe ser de grasas saludables es decir carnes blancas, además se debe reducir el porcentaje de carnes rojas y consumirlas solo dos veces por semana señaló la nutriologa Fabiola Cruz Gómez.
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Mencionó que los hábitos familiares juegan un papel crucial en la adopción de una alimentación balanceada, enseñar a los niños que se deben eliminar los productos "chatarra".
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"Las costumbres y tradiciones culinarias que se transmiten de generación en generación a menudo determinan qué alimentos se consumen y cómo se preparan. Si una familia tiene la costumbre de consumir alimentos procesados o comidas rápidas, es probable que los miembros de esa familia continúen con esas prácticas, incluso si son conscientes de los beneficios de una dieta equilibrada", mencionó.
Se pueden cambiar los hábitos alimenticios
Cambiar estos hábitos puede ser un desafío, pero no es imposible. La educación y la motivación son clave para hacer transiciones hacia una alimentación más saludable, expuso la entrevistada.
Una creencia errónea común es que las verduras solo se deben consumir crudas o al vapor para que sean saludables. Sin embargo, las verduras pueden ser incorporadas en una amplia variedad de platillos sin perder sus beneficios nutricionales. Por ejemplo, se pueden agregar a quesadillas, donde el sabor de las verduras se mezcla con el queso derretido, haciendo que sean más atractivas para aquellos que no son fanáticos de las verduras por sí solas.
También se pueden incluir en hamburguesas, no solo como acompañamiento, sino integrándolas en la propia carne molida o en versiones vegetarianas, donde las verduras sean el ingrediente principal, mencionó.
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Cruz Gómez, nutrióloga del ISSSTE, subrayó la importancia de ser creativos en la cocina para fomentar el consumo de verduras y eso depende de los padres de familia.
Al incorporar verduras en platos que ya son populares y queridos en el hogar, se puede mejorar significativamente la calidad nutricional de las comidas sin hacer cambios drásticos que puedan ser resistidos por los miembros de la familia, explicó.
Esta estrategia no solo promueve una dieta más balanceada, sino que también puede ayudar a cambiar gradualmente los hábitos alimenticios familiares hacia opciones más saludables dijo la especialista.
La nutrióloga recomendó ir cambiando poco a poco los hábitos alimenticios, incluso comer una torta, quesadillas o hamburguesas no es malo, siempre y cuando vayan con suficientes verduras y en lugar de un refresco, optar por un vaso de agua simple.
Finalmente reconoció que en temporada vacacional es cuando los niños consumen más alimentos procesados, pero si los encargados de elaborar la comida cambian hábitos, poco a poco se van alejando de este tipo de productos, pues todo empieza en casa.
