¿Un grupo puede ser considerado independiente si ya vende miles de discos y se va de gira por el mundo?
Vetusta Morla, la banda que representa uno de los mayores triunfos de la escena indie del rock iberoamericano, cree que sí. Ellos mismos son el ejemplo.
“La palabra indie se ha quedado obsoleta, ya está muy sobada y hay muchas dudas en torno a cuál es su verdadero significado. Sin embargo, para nosotros, lo indie va más allá de un género musical: es una manera de hacer las cosas, una forma de conservar la libertad a la hora de componer y difundir nuestro trabajo”, asegura en entrevista con EL SOL DE MÉXICO el baterista de Vetusta Morla, David El Indio, a propósito del lanzamiento del más reciente álbum de la agrupación, MSDL – Canciones dentro de canciones (2020).
La historia de Vetusta Morla comenzó en 1998, cuando cinco chicos madrileños del Instituto José Luis Sampedro fusionaron sus vidas en un proyecto que nombraron igual que el escritor alemán Michael Ende bautizó a su vieja tortuga fantástica de La historia interminable (1979). A finales de los 90, en la industria musical comenzaba a sonar una palabra que muy pronto se convertiría en una de las etiquetas más populares del mercado musical: indie.
A la par de Vetusta, camadas de agrupaciones de todo el mundo se adhirieron a este nuevo término. Muy pronto, aparecieron plataformas digitales como Napster o MySpace, donde las bandas indie difundieron su música sin necesidad de las grandes disqueras. De la mano de Internet, una nueva escena nacía y se rebelaba contra las grandes corporaciones del entretenimiento.
Los madrileños se tomaron muy en serio la independencia y se propusieron, desde sus inicios, ser como la vieja tortuga de Michael Ende: un animal alejado de la civilización y enclavado en la cima de una montaña para evitar caer en el pantano de los intereses comerciales.
“Siempre hemos sido completamente independientes. Hoy existen menos prejuicios que antes sobre lo que se considera indie; alrededor de lo que se denomina como independiente hay muchos espacios y mucho público. Y eso es muy positivo porque la música no entiende de etiquetas: es una manera de expresarse y de emocionarse”, observa.
Vetusta Morla se inició en la mayor de las libertades creativas. Desde su formación en 1998, se tardaron 10 años en lanzar un álbum completo. Antes sólo habían grabado sencillos y EPs. Entonces llegó lo inesperado: su primer disco, Un día en el mundo (2008), vendió más de 30 mil copias, con lo cual se convirtieron en la primera banda indie en español en ganar un disco de oro.
Hoy, con el mundo digital apropiándose comercialmente de la música a través de plataformas como Spotify, lo indie ya no significa lo mismo que hace 20 años. Es en este contexto que el grupo madrileño promueve su quinto álbum, que es un experimento musical en el que reinterpretaron todos los temas de su disco anterior, Mismo sitio, distinto lugar (2017). Se trata de un álbum grabado naturalmente, sin trucos de estudio ni grandes técnicas de producción.
“Es un disco más íntimo, un ejercicio creativo pensado para tocarse con pocos instrumentos. Algo que ya habíamos hecho en varias de nuestras presentaciones pasadas, sólo que ahora decidimos trasladar esa experiencia al estudio de grabación”, comenta El Indio.
https://www.youtube.com/watch?v=Rtx0QfJ2tic
La pandemia de Covid-19 no ha mermado la ambición de Vetusta Morla. En mayo pasado, el grupo lanzó Los abrazos prohibidos, una canción que rinde homenaje a los trabajadores de la salud que arriesgan sus vidas durante esta crisis sanitaria. Los beneficios recaudados serán donados al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que se encarga de investigar el virus SARS-CoV-2 con el objetivo de crear una vacuna. En la canción participaron, además, artistas como Joaquín Sabina y Nacho Vegas.
https://www.youtube.com/watch?v=t_Lsd76Erfg
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