Acajete, Ver.- La falta de oportunidades laborales y de estudio en este municipio han ocasionado que sus habitantes migren diariamente -la mayoría a Xalapa- en busca de mejorar sus condiciones de vida.
La economía de Acajete depende de los empleos que tanto hombres como mujeres tienen en municipios cercanos. Los jóvenes en edad de preparatoria y de universidad también migran en busca de una mejor preparación académica.
Los vecinos muy poco hablan con extraños, apenas dan los buenos días. Entre la poca plática que realizan señalan que el municipio no ha cambiado en nada durante años.
“Si vienen a Acajete se darán cuenta de que sigue igual, lo único que han hecho los del palacio (ayuntamiento) es pavimentar una que otra calle”, dijo un campesino sin detener su camino.
Los lugareños exigen inversión y apoyo para empleos, pues aseguran que la agricultura y la ganadería han dejado de ser las principales fuentes de ingreso y de manutención.
En este lugar se sembraba papa, maíz y un poco de frijol; sin embargo, con el paso del tiempo esos cultivos dejaron de ser redituables y los campesinos tuvieron que cambiar de oficio.
Desde muy temprano la población económicamente activa sale de sus hogares para tomar los autobuses que los llevan a Xalapa, Banderilla y en otros casos a Perote, donde laboran como empleados de zapaterías, tiendas departamentales, mercados o simplemente para ofertar algunos productos agrícolas en las calles.
El jardín de niños y la secundaria pueden cursarse en esta cabecera municipal, pero en el caso de la preparatoria y de la universidad lo mejor es Xalapa, dicen los pobladores.
PIDEN MERCADO DIGNO
Escondido entre un pasillo y la parte baja del parque central, el mercado municipal permanece casi en el olvido y con la esperanza de los comerciantes de contar con espacios amplios que les permitan exhibir sus productos.
El “mercadito”, como le dicen sus habitantes, fue construido desde hace más de cuatro años y desde ese entonces no ha logrado desarrollarse ni crecer. Apenas tiene nueve locales que escasamente ofertan dulces, papelería, carnes, quesos y alimentos preparados.
Gregorio Morales, uno de los locatarios, asegura que la falta de clientela se debe a la migración que desde hace muchos años se registra en este lugar.
Algunos habitantes aseguran que el proyecto inicial del mercadito fue pensado en grande, pues supuestamente se construiría en un espacio amplio y con grandes locales para detonar la economía local.
Sin embargo, la obra final sólo dejó nueve locales pequeños a lo largo de un pasillo que prácticamente pasa desapercibido, pues tampoco le han hecho difusión.
Las ventas son muy escasas, apenas se llega a vender uno que otro dulce y en ocasiones la comida se queda, en el caso de las fondas. El "mercadito" se encuentra cerca de la iglesia San Salvador Acajete, sin que esto le sirva de apoyo para atraer clientes.