Ahora que la gran mayoría genera fotografías y contenidos audiovisuales desde sus celulares y tiene opción de aclarar su piel o cambiar ciertos rasgos, es urgente advertir que este sistema perpetúa el clasismo y privilegia la piel blanca y el pensamiento occidental, alertó la cineasta Luna Marán.
“En el mundo digital, el clasismo y la economía se miden por la capacidad que tiene tu teléfono de grabar en más pixeles y de tener más alta definición por un lente más caro… Una buena imagen construye una diferencia social y una percepción contigo mismo, pero también de tu colectividad”, expresó.
En el II Foro Nacional de Educación Artística-SEV, indicó que en tiempos en los cuales la educación se da a través de la cámara, es apremiante ahondar en el estudio y reflexión sobre las consecuencias de crear contenidos audiovisuales desde edades tempranas.
La educación en general, considera, debe proveer información que genere conciencia de cómo se están construyendo los procesos identitarios, individuales y colectivos.
Reiteró que aclarar la piel provoca que más personas se sientan incómodas si pertenecen a otros orígenes étnicos.
“Con la utilización de efectos, de máscaras y de todos los elementos que ya son el otro nivel de la realidad virtual, los niños se pueden quitar su color e invisibilizan a pueblos originarios de este país que sobreviven a 500 años de colonización”.
En su intervención, el historiador Gualberto Díaz González coincidió con la ponente en la urgencia de reflexionar sobre el papel que juegan el lenguaje audiovisual y la fotografía como elementos para diseñar creencias, modos de comportamientos y hasta pautas de consumo.
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Pensar al cine como algo ajeno que solo unas pocas personas en el mundo lo pueden hacer es anacrónico al contexto real que vivimos donde todos generamos audiovisual desde nuestros teléfonos móviles, complementó.
Al respecto Luna Marán dijo que no es gratuito que la representación de los pueblos indígenas esté en otra cantidad de pixeles y en otro tipo de lentes, porque tiene que ver con un asunto de acceso económico y a la tecnología.
“No es que la forma de un cuerpo sea más bella que otra sino que el sistema de pensamientos que nos dominan ha generado estereotipos de belleza y de las narraciones que creemos importantes”.
Apuntó que cuando apenas se empezaba a hacer un análisis profundo sobre las consecuencias de los cuentos de princesas para las infancias, ahora mediante un meme, un cómic o cualquiera de las otras formas narrativas audiovisuales se lleva a la sociedad a un anhelo de poder, de la ejecución del poder y el uso de todos los tipos de violencia.
Asentó que se vive una crisis sanitaria pero también social a la cual se le puede hacer frente desde el arte, con procesos de resistencia cultural para fortalecer las identidades, culturas y diversidades, así como seguir rompiendo lógicas verticales en torno a los propios sueños, deseos y anhelos