Xalapa, Ver.- Con el lema de que mientras no cesen la violencia y desapariciones en Veracruz no parará tampoco la labor de denuncia y la exigencia de justicia, la académica Leticia Valenzuela y sus alumnos de danza contemporánea de la Universidad Veracruzana realizaron la sexta edición de Catrina Ambulante.
Ante la contingencia sanitaria por Covid-19, las intervenciones urbanas en el centro histórico de la ciudad fueron grabadas y compartidas a través de las redes sociales, con la finalidad de mostrar cómo se vincula la tradición de Todos Santos con las acciones de sensibilización social y duelo por las víctimas de violencia en México.
Leticia Valenzuela, quien es catedrática, bailarina y docente, puntualizó que si bien no pudieron recorrer las calles xalapeñas como lo han hecho con anterioridad, no quisieron quedarse callados y se suman a la virtualidad con cinco videos, cuyo tema central es la resiliencia ante la violencia endémica.
Disponibles en Facebook Catrina Ambulante, los trabajos tienen como discurso la manipulación de la información, el feminicidio, la búsqueda de familiares desaparecidos y desapariciones por parte de instituciones gubernamentales.
En una de las propuestas se habla de la gran cantidad de personas que se fueron de una forma tortuosa, violenta, agónica: “Esa es la suerte con la que cargamos los veracruzanos”, expresa una voz femenina, que también cuestiona qué pasa con las almas violentadas hasta la muerte.
“¿A dónde llegan? ¿Quién les abraza? ¿Quién más se preocupa más allá de su paradero, incluso más allá de la vida, si no es que sus familiares y sus amistades?”, interroga.
Con la misión de hacer reflexionar a la ciudadanía, los intérpretes plantean qué pasaría si cada ser humano pusiera una vela por cada acto de violencia vivida, a lo cual responden: “Nuestras calles estarían iluminadas de un color incandescente, de un rojo vivo de quienes estamos por los que ya no están”.
Añaden que nos daríamos cuenta que “todos cargamos con ese fuego en nuestro corazón, un fuego que no se apaga, que sigue iluminando nuestros caminos, que nos invita a mirarnos a los ojos, a reconocernos, y nos guía pacientemente hacia el cambio”.
OBJETIVO
Plantean cuestionarse qué pasaría si cada ser humano pusiera una vela por cada acto de violencia vivida: “Nuestras calles estarían iluminadas de un color incandescente, de un rojo vivo de quienes estamos por los que ya no están”.