Córdoba, Ver.- Lucero, Marilú y Daniela son tres mujeres que comparten la misma historia: tenían dependencia emocional hacia su pareja y no se habían dado cuenta de esta situación a pesar de que estaban autodestruyendose y destruyendo a lo que más amaban: su familia.
Son tres historias de vida distintas que coincidieron en un mismo lugar: el grupo Nueva Voluntad de Neuróticos Anónimos donde, primero, se dieron cuenta de que este tipo de conductas les hacían más daño que beneficio y, segundo, cómo canalizar sus emociones, logrando al paso de tiempo salvar sus relaciones.
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Lucero, de 51 años y ahora viuda, comenta que para ella depender emocionalmente de su pareja era algo normal, sentir tristeza y sin motivación alguna cuando él no estaba cerca de ella era parte de la relación, sin embargo, conforme se prolongaban las ausencias, también se incrementaba la sensación de vacío emocional.
Y es que afirma que para ella, su pareja era pieza importante en su vida: hacer las compras, salir a pasear, ir al super e incluso estar dentro de la casa, no eran lo mismo si él no estaba, lo que le generó un sufrimiento interno que no tenía explicación y era la necesidad de tener una familia la que la que la hacia depender de su pareja.
“Mi idea siempre fue hacer una familia, casarme y, desde antes, yo ya sentía esa angustia, esa soledad, pensé que con una pareja, con un esposo pues me iba a sentir mejor porque él cubría muchas necesidades, el afecto, el cariño y a medida que él se alejaba yo sufría” explica.
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Marilú, estaba en una situación similar, para ella su pareja era lo más importante, incluso sobre sus propios hijos, con quienes desquitaba parte de la ira que le generaba las separaciones de su esposo que solo iba a trabajar.
Ella, confiesa que en algún momento de su vida llegó a pensar en atentar contra su propia vida, pues las especulaciones sobre la conducta de su esposo fuera de la casa la hacían pasar un verdadero infierno, según relata, fue cuando descubrió la agrupación Neuróticos Anónimos.
“Yo no entendía el porque esos malestares si yo me consideraba una persona buena, no tenía problemas, me encerraba, y pues ya llegando a la agrupación, pues descubrí que yo era una persona agresiva. Fui una madre golpeadora, siempre necesité que mi esposo estuviera a mi lado” cuenta.
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Por su parte, Daniela, confiesa que esta dependencia emocional hacia su novio, después su esposo, era parte de su relación, hasta que entendió que esa misma dependencia la estaba alejando de la persona que amaba, pues había llegado a un nivel donde no le permitía relacionarse con nadie más que ella.
Y es que ella no se daba cuenta de que este tipo de comportamiento le generaba otros problemas como depresión y ansiedad, lo que a su vez le provocaba esa necesidad de tener a su pareja junta, olvidando que el amor que se tenían se estaba asfixiando.
“Un día él me dijo que me iba a dejar, ese día yo lo vi muy firme en dejarme y fue cuando decidí buscar ayuda porque yo sentí que sin él yo no iba a poder vivir, él le daba sentido a mi vida, terminamos en una relación muy enferma por mi” cuenta.
¿Cómo lograron superar la dependencia emocional las tres mujeres?
Las tres hoy son mujeres que lograron entender que el problema no estaba en sus parejas, ni siquiera en ellas, sino en su forma de depositar su seguridad y tranquilidad en alguien más, sin embargo, hoy, tras varios años de ayuda en el grupo Nueva Voluntad de Neuróticos Anónimos han logrado encontrar ese sentido a su vida.
Las tres, coinciden en que por más que se ame a una persona, no se puede depender de ella o él, que todos debemos asumir el control de nuestra felicidad, quizá no sea fácil, pero se debe trabajar emocionalmente para lograrlo, pues insisten que las relaciones son precisamente a base de confianza y comprensión.