Era la madrugada del 28 de agosto de 1973, cuando de pronto la ciudad de Los 30 Caballeros despertó con un fuerte sismo de 7.3 grados que dejó daños en Córdoba y la región. Fue un terremoto que cambió la vida de Luis Alfredo Chávez, quien entonces era un joven, pero recuerda todo como si hubiera sido ayer.
Reportes fotográficos de esa fecha dan fe de las afectaciones materiales que dejó ese movimiento telúrico en Córdoba, Orizaba y toda la zona centro del estado hasta Ciudad Serdán y que asegura fue de más de 8.2 grados en la escala de Richter.
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“Me queda ese recuerdo de escuchar los cristales, bomboneras, vasos, jarras que teníamos en casa, son cosas que quedaron impregnadas en mi mente y creo que son secuelas de un post trauma que queda en la gente que vive ese tipo de eventos”, cuenta.
Recuerda que tras el sismo, sus padres y él salieron de casa y pudieron ver a otros vecinos, en el barrio de San Miguel, que también buscaban salvaguardarse de una posible réplica y fue cuando vieron que la imagen de un ángel que se encontraba en una de las torres de la iglesia de San Miguel Arcángel se había caído.
Algunos historiadores han considerado ese sismo como la más grande catástrofe en la ciudad, pues se estima que hubo más de mil personas mientras y pérdidas materiales incuantificables, pues hubo edificios que colapsaron por dicho sismo que aún permanece en la memoria de cordobeses.
Población no está preparada
Luis Alfredo Chávez, hoy es asesor en materia de protección civil, y asegura que, al igual que hace ya 49 años, hoy la población no está preparada para atender una emergencia como la ocurrida el 28 de agosto de 1973, lo que quedó demostrado con el terremoto de 2017 con epicentro entre los estados de Puebla y Morelos.
“Hoy vemos que la gente no está preparada para este tipo de eventos, nunca se sabe cómo reaccionar en una situación cómo está”, comenta y reitera que al igual que la iglesia de San Miguel Arcángel, hubo otros edificios que registraron daños en sus estructuras y que poco a poco se fueron restaurando.
Reitera que el 28 de agosto de 1973 es una fecha que no se olvida, pues fue un día que marcó la historia de Córdoba y quedó registrado como los días más catastróficos de nuestra ciudad.