/ martes 2 de mayo de 2023

Explosión de Anaversa afectó a múltiples familias cordobesas

Los contaminantes químicos que se liberaron aquel 3 de mayo de 1991 aún están activos entre los muros del edificio

Córdoba, Ver.- El 3 de mayo de 1991 es una fecha que cambió la historia de cientos de familias cordobesas, principalmente de aquellas que vivían cerca de donde se encontraba la fábrica de fertilizantes de Agricultura Nacional de Veracruz (Anaversa), quienes no pensaron que lo peor vendría años después de la explosión de la fábrica: la muerte de varios vecinos.

Eduardo Silvestre Rodríguez Olivares, quien actualmente tiene 69 años de edad, relata que cuando fue la explosión, él junto con su familia vivían cerca de Anaversa y aunque en el lamento del incendio él no estaba en su vivienda, su esposa y madre sí y el resultado de eso es que hoy las dos han fallecido de enfermedades que desarrollaron tres años después.

Incluso destaca que su esposa, Bety, pasó cerca de la fábrica cuando el incendio aún estaba activo pues había acudido a una tortillería de por la zona, aunque en ese momento no dimensionó los daños que esto ocasionaría a su salud, sino hasta la tarde noche de ese día, cuando las autoridades recorrieron la zona invitando a las familias a abandonar sus casas por el riesgo ambiental que estaba latente.

“Nosotros comenzamos a ver realmente el problema de lo de Anaversa en 1994, que fue cuando me di cuenta de la magnitud por las muertes que se comenzaron a dar, empezando con la de mi mamá, mi mamá fallece de cáncer el 2 de febrero del 94, de ahí mi mujer desarrolla lupus y aplasia medular, porque ella pasó por ahí a la hora del incendio”, relata para El Sol de Córdoba.

Vecinos comenzaron a morir por circunstancias similares

Cuenta que tras la muerte de su madre, don Artemio, un vecino, acudió a darle el pésame y un mes después también él murió y le siguieron otros vecinos que también a raíz de cáncer y enfermedades poco comunes perdieron la vida, lo que comenzó a generar preocupación entre los vecinos pues fueron decesos muy similares y poco comunes para esa zona de la ciudad, pues antes de la explosión de la fábrica no habían visto una situación similar.

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“En 1994 me di cuenta que se empezaron a morir muchas personas, y todas de cáncer, fue cuando comencé a buscar a la licenciada Rosalinda - Huerta Rivadeyra - y comenzamos a realizar juntas en mi casa para reunir a la gente que también empezó a desarrollar unos tumores, entre ellas doña Mago, una señora que le nació un tumor que parecía un volcán en la nuca, aunque también murió tiempo después”, cuenta.

Rosalinda Huerta Rivadeneyra, presidenta de la asociación de afectados por Anaversa, estima que a lo largo de todos estos años más de cinco mil personas de la zona de La Estación del Ferrocarril han perdido la vida tras desarrollar algún tipo de cáncer, leucemia o malformación congénita e insiste que el riesgo aún es latente toda vez que los contaminantes químicos que se liberaron aquel 3 de mayo de 1991 aún están activos entre los muros del edificio.

Pues incluso en la actualidad aún se continúan registrando casos de cáncer y otras enfermedades en habitantes de colonias cercanas a donde se encontraba Anaversa, por lo que reitera es urgente un programa de remediación ambiental en el lugar.

Córdoba, Ver.- El 3 de mayo de 1991 es una fecha que cambió la historia de cientos de familias cordobesas, principalmente de aquellas que vivían cerca de donde se encontraba la fábrica de fertilizantes de Agricultura Nacional de Veracruz (Anaversa), quienes no pensaron que lo peor vendría años después de la explosión de la fábrica: la muerte de varios vecinos.

Eduardo Silvestre Rodríguez Olivares, quien actualmente tiene 69 años de edad, relata que cuando fue la explosión, él junto con su familia vivían cerca de Anaversa y aunque en el lamento del incendio él no estaba en su vivienda, su esposa y madre sí y el resultado de eso es que hoy las dos han fallecido de enfermedades que desarrollaron tres años después.

Incluso destaca que su esposa, Bety, pasó cerca de la fábrica cuando el incendio aún estaba activo pues había acudido a una tortillería de por la zona, aunque en ese momento no dimensionó los daños que esto ocasionaría a su salud, sino hasta la tarde noche de ese día, cuando las autoridades recorrieron la zona invitando a las familias a abandonar sus casas por el riesgo ambiental que estaba latente.

“Nosotros comenzamos a ver realmente el problema de lo de Anaversa en 1994, que fue cuando me di cuenta de la magnitud por las muertes que se comenzaron a dar, empezando con la de mi mamá, mi mamá fallece de cáncer el 2 de febrero del 94, de ahí mi mujer desarrolla lupus y aplasia medular, porque ella pasó por ahí a la hora del incendio”, relata para El Sol de Córdoba.

Vecinos comenzaron a morir por circunstancias similares

Cuenta que tras la muerte de su madre, don Artemio, un vecino, acudió a darle el pésame y un mes después también él murió y le siguieron otros vecinos que también a raíz de cáncer y enfermedades poco comunes perdieron la vida, lo que comenzó a generar preocupación entre los vecinos pues fueron decesos muy similares y poco comunes para esa zona de la ciudad, pues antes de la explosión de la fábrica no habían visto una situación similar.

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“En 1994 me di cuenta que se empezaron a morir muchas personas, y todas de cáncer, fue cuando comencé a buscar a la licenciada Rosalinda - Huerta Rivadeyra - y comenzamos a realizar juntas en mi casa para reunir a la gente que también empezó a desarrollar unos tumores, entre ellas doña Mago, una señora que le nació un tumor que parecía un volcán en la nuca, aunque también murió tiempo después”, cuenta.

Rosalinda Huerta Rivadeneyra, presidenta de la asociación de afectados por Anaversa, estima que a lo largo de todos estos años más de cinco mil personas de la zona de La Estación del Ferrocarril han perdido la vida tras desarrollar algún tipo de cáncer, leucemia o malformación congénita e insiste que el riesgo aún es latente toda vez que los contaminantes químicos que se liberaron aquel 3 de mayo de 1991 aún están activos entre los muros del edificio.

Pues incluso en la actualidad aún se continúan registrando casos de cáncer y otras enfermedades en habitantes de colonias cercanas a donde se encontraba Anaversa, por lo que reitera es urgente un programa de remediación ambiental en el lugar.

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