Córdoba, Ver. - En México, durante la pandemia del Covid-19 aumentó un 20 por ciento el consumo de frutas, verduras y comidas hechas en casa, pero a la par elevó el picoteo de golosinas y bebidas azucaradas lo que propicio un alza en casos de obesidad en menores de edad y embarazadas alterando el metabolismo del feto dirigiéndolo a la obesidad y diabetes temprana, dijo Gabriela Chávez Basurto, Nutriologa.
Comentó que aunado a temas los económicos la "inseguridad alimenticia" obligó al consumo de alimentos de bajo costo y poco valor nutricional recomendado en los menores de edad y adolescentes lo innecesario de comer azúcares y hidratos de carbono artificiales, pero encontrándolos de forma natural en verduras crudas y cereales integrales con bolillo, tortilla, maíz, avena y legumbres como frijol, habas, lentejas y garbanzos.
Lamentó que existan padre que propician la obesidad de los niños cumpliendo sus caprichos de comida como papas, galletas, "es de suma importancia sensibilizar a los padres y futuros padres sobre el problema de salud que es la obesidad y cómo tratarla, quedando claro que los problemas de obesidad en general no son característica individual como el color de cabello o de ojos".
Dijo, existe quizá una desesperación por los padres que ven que sus hijos tienen un sobrepeso y empiezan las "dietas", sin embargo, los hidratos de carbono pueden ser restringidos por los padres como consumir altas cantidades de tortilla, arroz, pan, considerando que perderá peso su hijo, pero desconocen que pueden afectar el crecimiento y desarrollo del menor o empeorar el hígado graso que suela ya estar presente en el niño con obesidad.
Cuestionada sobre los snacks o bocadillos que se consumen, recalcó que para los niños, adolescentes o adultos las colaciones adecuadas para una etapa escolar, se basan en pequeñas porciones que ofrezcan energía inmediata, como la fruta, un poco de grasa y de cereal citando el ejemplo de: una taza con papaya con 2 cucharadas de semillas de girasol y 3 cucharadas de avena tostada, una manzana y medio bolillo integral sin migaja entre otros considerando que los niños y adolescentes deben de desayunar antes de sus actividades.
Chávez Basurto, dijo que el Covid-19 vino a afectar la alimentación agravando los malos hábitos alimentarios y de actividad física que ya se presentaban en gran parte de la población; por ello recalcó el hecho de que antes de Covid-19 ya existía el primer lugar mundial en Obesidad infantil y segundo lugar en adultos.
En sus pacientes, la realidad es que no ha incrementado el porcentaje de pacientes que acuden a nutrición clínica con Obesidad; pero casi todos los pacientes que antes de Covid-19 llevaban un tratamiento nutricio, incrementaron peso a partir de grasa y disminuyeron su masa magra, es decir reserva muscular.
Manifestó que es necesario sacar de la mente el término “dieta”, que solo significa lo que se come a diario, para los niños y adolescentes con obesidad se realiza una evaluación nutricional completa que incluye las enfermedades preexistentes, historia alimentaria, datos bioquímicos y de composición corporal entre otros, se establece un diagnóstico nutricio y con base en ello, se pone una terapia nutricional que incluye alimentación, ejercicio físico y sueño.
Para el adulto recomendó evitar autotratarse la obesidad, ya que no basta con comer menos si no que es indispensable una valoración nutricional para indicar los nutrientes precisos que lo llevarán al equilibrio de su composición corporal y metabólico.
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Finalmente, invitó a los responsables de cada menor a ofrecer leche materna como único alimento en los primeros 6 meses de vida y continuarla al menos hasta los 2 años en combinación de otros alimentos; siendo esta práctica funcional como una especie de vacuna contra la obesidad, así también el acercarse a los centros de salud de sus comunidades, donde pueden toma.