Córdoba, Ver.- Actualmente el cuidado del medio ambiente es un tema que está en boga, por ello, dos jóvenes emprendedores de Fortín crearon platos biodegradables a base de hoja de plátano y almidón de yuca, lo que fue un proyecto de maestría ahora es un producto distribuido en la región.
Estefanía Bonilla Gutiérrez, una de las creadoras de los platos, explicó que la idea surgió con base a la necesidad de hacer cambios en el cuidado del planeta, “no estamos erradicando por completo el uso del unicel pero estamos dando una alternativa viable para que no se consuma material nocivos, sabemos que el unicel tarda 800 años en biodegradarse y pues con esta alternativa no causan impacto en la naturaleza”.
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Señaló que el proceso de prensado para darle forma a la hoja de plátano asada era manual, sin embargo, con ayuda de estudiantes de la ingeniería mecánica del Instituto Tecnológico de Orizaba (ITO) ella les explicó lo que quería, la forma que buscaba dar al producto finalizado y luego de “pruebas y errores” finalmente obtuvieron lo buscado.
Un solo plato tarda en hacerse aproximadamente en 2 minutos y luego del prensado éste está listo para utilizarse teniendo una vida útil de 3 días posteriormente. Puede arrojarse a un jardín, darse a los animales o bien ocuparlo para composta finalizando así su vida.
“Los platos son de pronto uso, por ejemplo para pedidos es mejor un día antes porque los utilizas y luego los desechan en un lugar natural o en jardín de nuestras cosas o bien para una composta para que sea reutilizable para el abono o comida para animales”, dijo Estefanía.
Gracias a la difusión creada por medios de comunicación, se han hecho de personas y reacciones positivas para su producto, siendo que han participado de expo para jóvenes emprendedores como la realizada la semana pasada en el Club del Abuelo de Fortín.
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La joven originaria de Monte Salas dijo que su región rural es conocida por ser zona platanera, por ello la gente se sostiene de esto, cortando la hoja y asándola para venderla específicamente para tamales, pero Estefanía y su socio César Hernández dieron otro uso de esta materia prima creando los platos biodegradables.
“Buscamos dar realce a los cortadores de la región por ello la compramos a ellos lo que les representa un ingreso extra reactivando así su economía”.
Cabe resaltar que para cada plato se ocupan 3 hojas cortadas en círculo y están son pegadas con almidón de yuca para posteriormente pasarlo por la prensa y el producto quedó así finalizado.
Bonilla Gutiérrez es ingeniero químico con una maestría en paisaje y turismo rural del Colegio de Postgraduados de Córdoba. Su compañero originario de Monte Blanco es estudiante del ITO.