Córdoba, Ver.- En vísperas de la Jornada Mundial de la Juventud, a realizarse del 1 al 6 de agosto en Lisboa, Portugal, el obispo de la Diócesis de Córdoba, Monseñor Eduardo Carmona Ortega, destaca que ante la actualidad que se vive los jóvenes deben tener figuras de respeto que les sirvan de ejemplo para ser buenos ciudadanos.
Los jóvenes son el futuro del mundo
En entrevista al concluir la homilía dominical, Carmona Ortega, refiere que los jóvenes son el presente y el futuro no solamente de México, sino del mundo entero, por lo que la sociedad debe trabajar para brindarles todas las oportunidades que les permitan el sano desarrollo de sus capacidades intelectuales y físicas.
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“Falta ahora quizás figuras verdaderamente emblemáticas para que los jóvenes tengan líderes y ejemplos que les enseñen a vivir de la coherencia y de servicio a los demás” comenta el máximo jerarca de la iglesia católica en la zona de Córdoba, quien reitera que todos tienen que ver con las juventudes mexicanas.
¿Cuál es la finalidad de la Jornada Mundial de la Juventud?
“Estas jornada siempre son con la idea de invitar a los jóvenes a que sean protagonistas de la nueva evangelización y que se den cuenta que el futuro, el cambio hacia el bien que necesita la humanidad es a través de los jóvenes que son los más vulnerables” precisa el prelado.
Quien incluso destaca que para poder tener juventudes buenas se debe analizar el seno familiar, pues si ésta está bien estructurada y funcionando es muy difícil que los jóvenes sucumban ante el mal, pero si no está bien, terminarán siendo dañados de una forma indirecta.
“Si la familia está bien estructura es muy difícil que los jóvenes sean tentados por el mal, pero si la familia ese disfuncional y hay dificultades, violencia, carencias, esas cosas que dañan, dañan a los jóvenes pues los dejan vulnerables” explica monseñor Carmona Ortega.
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Pues insiste que los primeros siete años de vida de los individuos son fundamentales para el desarrollo de la personalidad del ciudadano, lo demás ya es poner en marcha lo aprendido en el hogar, por lo que se debe fortalecer a la familia para poder proteger a los jóvenes.