Orizaba, Ver.- Debido a los precios de insumos y carne, hacer una cazuela de mole de guajolote costará mil pesos para colocar, el platillo en el altar y recibir a los fieles difuntos los días 1 y 2 de noviembre, expresa Juanita, abuelita de la colonia Modelo que desde hace décadas preparara la deliciosa comida que se acompaña con tortillas hechas a mano y arroz rojo.
Recuerda que el platillo tiene ingredientes como chile casero, mulato y pasilla, que también aumentaron su precio, además de carne de guajolote que adquieren, generalmente, en granjas de traspatio en comunidades del municipio de Ixtaczoquitlán.
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“Preparar el mole tiene como fin preservar la tradición entre las familias del Valle de Orizaba, que antes lo hacían en metate de piedra y, luego en molino de nixtamal”, platica.
¿Cuándo se originó este platillo?
La maestra pensionada, recuerda que el origen de esta deliciosa comida se remonta a la época prehispánica, cuando los aztecas preparaban para los señores el “mulli”, que significa mezcla, el cual consistía básicamente en una elaborada salsa de chocolate.
“Existen diferentes tipos de mole y uno de los más exquisitos es el que preparan en la colonia Barrio Nuevo, donde cada año hacen un festival”, reconoce.
Relata que en estados vecinos hay variedades de mole: el negro, verde y rojo, pero el que se elabora en Orizaba es el más rico, pues se sirve acompañado de una gran pieza de guajolote y arroz rojo.
“Es muy común ofrecerlo en celebraciones tradicionales como verbenas populares, fiestas patronales, bodas e infinidad de eventos sociales como bautizos y XV años, por eso tampoco puede faltar en el altar que ponemos a nuestros muertos, es un platillo que gusta a todos”, abunda.
Finalmente, apunta que, al irse los fieles difuntos, los vivos untan el mole en una tortilla, pambazo, bolillo, media noche, tortilla o memela. "Es un platillo que no decepciona a ningún paladar, satisface los gustos salados, dulces y condimentados”.
Nota publicada en El Sol de Orizaba