Desolación, lágrimas, pérdidas de enseres como refrigeradores, hornos de microondas, computadoras, libros, colchones, salas, ropa usada y nueva, productos de papelería, peluches, y lavadoras, entre muchos artículos, es lo que dejó a su paso el agua de la tormenta registrada el pasado miércoles en la colonia Revolución y La Lagunilla, entre otras.
Ya en enero pasado una inundación no tan grave les había advertido del peligro que corrían, por lo que pidieron el apoyo de la Comisión Municipal de Agua y Saneamientos (CMAS), cuyo personal acudió y verificó que uno de los vecinos tapó el canal de aguas negras porque estaba dentro de su casa, lo que es legal, dijeron a los vecinos.
La mañana de ayer, las marcas del agua en las paredes quedaron como tinta indeleble para mostrar un nivel de entre un metro y medio y dos metros.
En las calles División del Norte y privada de Juan Prim de la colonia La Lagunilla, así como en Roque González, Manuel de la Peña y Peña, Adolfo de la Huerta y Pedro Anaya de la colonia Revolución los montones de ropa, almohadas, colchonetas, salas y enseres domésticos eran fiel reflejo de la furia de la corriente que tiró portones, bardas y bajó el nivel de algunos pisos.
Los vecinos de la calle Adolfo de la Huerta ya en enero pasado habían sufrido una inundación, pero nunca esperaron que en tan breve lapso les llegara otra que les arrebatara lo que con tanto trabajo habían obtenido a lo largo de los años, coincidieron los vecinos María del Carmen Cruz Pérez, Maribel Méndez, Guillermo Castillo, Margarita Flores Solano, Esteban Morales López, Anatalia Mejía Salazar y María Dolores Hernández Nájera
Fue pérdida total, aseguró, micro, pantalla, lavadora, colchones, no sé si sirva la licuadora, ropa, muchas cosas que tenía.
Hace muchos, años ya habían sufrido una inundación y en enero hubo otra en la cual la barda colocada al frente de la casa, porque hay que subir varios escalones para protegerse de las corrientes, no se metió. "Ayer, la corriente no respetó nada, ni bardas ni portones, sucedió lo que nunca pensamos que iba a suceder, por lo que estamos pidiendo ayuda a las autoridades para todos mis vecinos que también tuvieron muchas pérdidas, porque las cosas se obtienen con mucho trabajo y mire cómo se pierden, en unas horas”, dijo María del Carmen Cruz Pérez, con la voz quebrada. “Le da a uno tristeza, porque el trabajo de muchos años en un día se perdió, pero gracias a Dios estamos", concluyó María del Carmen, quien vive en el número 16 de la calle Adolfo de la Huerta, de donde sacaba artículos llenos de lodo a la banqueta porque en ese momento llegó un carro de Limpia Pública en su apoyo.
Maribel Méndez, quien trabaja en casas y junta PET para ayudarse, dijo que se pasó la tormenta en donde trabaja y que gracias a su vecino del departamento de la planta alta tuvieron una cama seca para dormir, pues ayudó a subirla sobre unos muebles de madera.
Con la emoción a flor de piel, dijo, “pero qué ayuda, no ayudan nada (las autoridades), es más fácil que la sociedad civil nos ayude”.
Por su parte Margarita Flores Solano, quien tiene una papelería con venta de ropa, peluches y regalos, consideró las pérdidas en alrededor de 500 mil pesos, ya que tenían algunos aparatos para montar un consultorio médico y otro odontológico. Ayer, en cuanto el agua empezó a subir, bajó su cortina, la que no detuvo al agua que le afectó sus aparadores donde tuvo pérdida total de dulces, peluches, cosméticos, ropa nueva, estambres, cuadernos, plastilina, plumones, mapas, cartulinas e infinidad de material didáctico.
Añadió que la corriente iba con tanta fuerza que casi le tira su zaguán, así como que el agua le llegaba al pecho, por lo que afectó sus muebles, material médico y dental, cajoneras, estantes, entre muchas cosas más.
Esteban Morales López explicó que la inundación que sufrieron en enero pasado les alertó, por lo que solicitaron el apoyo de CMAS, que ha estado realizando los trabajos topográficos para ver de qué manera se les podía apoyar y evitar lo que ayer sucedió, una inundación en la que muchos de los vecinos perdieron prácticamente todo.
El alcalde Hipólito Rodríguez Herrero los recibió la mañana de ayer y tendrían otra reunión por la tarde para determinar los apoyos, dijo.
Anatalia Mejía Salazar comentó que tuvo que ir a refugiarse con unos parientes hasta La Concha, donde seguirá quedándose debido a que perdió sus muebles, cama, cobijas, almohadas y ropa. Con ella coincició María Dolores Hernández, quien dijo que su mamá que está enferma y usa oxígeno tuvo que ser subida a la barra de la cocina para que el agua no la afectara.
En ese momento, un albañil subía una barda en su puerta, con lo que ya no se podría entrar por la parte principal que da a la calle De la Huerta sino por la calle Pedro Anaya. Ella perdió también colchones, cobertores, pantalla, horno de microondas y su refrigerador, entre otros enseres