Xalapa, Ver.- María Eugenia Portilla Velázquez, es la sierva de la Santa Muerte en Xalapa. A través de ella, la Muerte se comunica y su casa se ha convertido en el punto de reunión para cientos de personas que participan de su culto. Originaria de Coatepec, la sierva conoció a “su madre”, como la llama, hace aproximadamente 12 años, por su esposo Jorge Francisco Alegría Blas. Años más tarde con la muerte de la antigua sierva recibe la encomienda de ser su canal de comunicación.
“Mi Santísima muerte comunicó a la que entonces era mi sierva que yo iba a quedar como su nueva sierva a partir ella de este mundo” ¿Y usted acepta ese encargo?, se le pregunta. “Claro, porque para mí fue un privilegio. No cualquiera tiene la oportunidad de servirla de esa manera”, añade.
Con la imagen de la santa en el pecho, Portilla Velázquez accede a contar sobre este culto que intriga a miles de personas. Esta imagen, que simboliza el final de la vida para miles, es para ella un refugio al que recurre todos los días y que la ha ayudado en sus momentos más difíciles. “Por ella estoy aquí y lo estaré hasta que Dios y ella decidan llevarme. Ese día voy a estar más feliz de estar con ella. Mi vida es ella”, dice.
La voz de la sierva es suave y pausada. Mientras habla, voltea de manera recurrente a mirar la estatua de la Muerte a escala real está a su lado izquierdo. La figura viste un atuendo de fiesta color turquesa, lleva una hoz en una mano y una réplica de la tierra en la otra. “Para mí es mi madre. Antes pensaba, como todo ser humano que cuando fallece y ya pero fue con mi marido que empecé a conocerla (…) Para mí es todo, ella me da protección, me escucha, me consuela. En los momentos difíciles siempre está conmigo, para mí es todo”, reitera, aunque aclara que las peticiones que le hace son privadas.
Acompañada de su esposo, explica que este encargo la obliga a estar con la Santa al cien por ciento y cumplir con la conducta que ella le pide. Sin embargo, también debe tenerla siempre bonita y bien arreglada; guiar a los hermanos que la visitan y cumplir con sus rosarios, así como guiar las peticiones que se le hacen. “Esta casa es su santuario porque ella lo eligió. Aquí en Xalapa es el único santuario que existe”.
LA FE EN LA SANTA MUERTE
“Si mi presencia llamara tu atención y no soy de tu agrado por favor desvía tu mirada y no me ofendas, a cambio yo ignoraré tu presencia al menos hasta que el creador me ordene venir por ti. La Santa Muerte” se lee en un cuadro de madera.
El texto, está colocado a la entrada de la casa color naranja ubicada en la calle Liquidámbar número 26 en el fraccionamiento Las Ánimas. Ahí, todos los días se reúnen decenas de personas para llevar a cabo un rosario a las seis de la tarde y horas después, en punto de la media noche se realizan oraciones en su honor.
Aunque por fuera luce como cualquiera de las otras casas del fraccionamiento, por dentro, hay cientos de imágenes, figuras y cuadros con la Santa Muerte. Aunque ni Portilla Velázquez ni Alegría Blas saben con exactitud cuántas tienen, sí tienen la certeza de que el de Xalapa es el santuario con más imágenes a nivel nacional.
Sobre el origen de estas, la Sierva explica que aunque buena parte de ellas las han comprado como familia. Otras las han donado sus hermanos de culto y otras han sido llevadas por gente que se aleja de ella y decide irlas a dejar en ese santuario.
“Cada día crece más el interés, cada día la gente se acerca más a ella. Nosotros aquí recibimos a mucha gente, algunos vienen a conocerla pero hay otros se quedan a pertenecer en su culto. Cada día hay muchos creyentes”, destaca.
Aunque todos los días hay gente en torno al altar de la Santa Muerte, para ellos hay tres días principales en el año de festividades: el 31 de octubre, el 10 de mayo y el primer viernes de marzo. “Son las fechas más importantes aunque también el 31 de diciembre es importante porque todos nos reunimos a esperar el año nuevo con ella y a agradecerle todo lo que vivimos con ella”, destaca.
BRINDA PROTECCIÓN
Para los creyentes de la Santa Muerte no existen las muertes violentas. Tampoco son aquejados por secuestros. E incluso, su protección permite que la inseguridad no los toque. Bajo esta creencia, la vida de sus hijos transcurre en calma y alegría.
“Ella me protege con su poder infinito porque soy su hijo. El honor más grande que yo tengo en esta vida es ser hijo de la Santa Muerte. Es un honor decir eso, nosotros no tenemos miedo a secuestros y asaltos porque ella no lo va a permitir”, explica Jorge Francisco Alegría Blas.
Cuenta que la obligación de los hermanos de culto es mantener una vida recta y apegada a sus designios. Aunque no tienen “libros o mandamientos” que los guíen como en otras religiosas y creencias, el adorador de la Santa Muerte precisa que ellos saben la forma en la que se tienen que comportar con los demás pero sobre todo con uno mismo. “Ella nos pide que vivamos, sobre todo alegres (…) El creador nos da, a través de ella, un día más para vivir y hay que aprovecharlo al máximo. Problemas todos tenemos pero eso de la inseguridad y todo no nos afecta porque ella nos protege”.
Sentado a la izquierda de la Sierva, su esposa, el ingeniero de profesión es quien conoce más del culto porque lleva más años en este. Sin embargo, reconoce que a pesar de esto fue su esposa la señalada y designada para llevar las riendas del culto sagrado.
La voz de Alegría Blas es más fuerte. Y aunque con menos atribuciones que Portilla Velázquez, él se dice afortunado de poderla escuchar también a través de la mujer con la que comparte la vida terrenal y el amor por la misma madre. “A través de mi esposa, de ella es que nos guía y que nos dice las situaciones y la escuchamos así como estamos hablando. Pero eso es un privilegio de los que estamos en el culto, ofrezco disculpas por no poder explicarlo para los que no forman parte”, precisa.
¿Cómo toman ustedes el desconocimiento, el miedo y el rechazo de la gente hacia la Santa Muerte?, se le pregunta. “Aristóteles decía que la raíz de todos los males es la ignorancia. Punto. Lo que la gente desconoce hace que insulte, agreda y muchos desconocen hasta su misma religión. Lo primero que tendrían que hacer es conocer el culto”, concluye.
El santuario a la Santa Muerte en Xalapa está abierto todos los días de 8 de la mañana a 12 de la noche y la entrada está libre para cualquier persona que quiera conocerlo y participar de los cultos. Sin ningún tipo de cobro o cuota establecida, aquellos que quieran rendirle ofrenda a la Santa pueden llevarle flores, frutas, chocolates o comidas para halagarla.