Veracruz, Ver.- Enclavada cerca de la zona centro de la ciudad de Veracruz, se encuentra la casa del expresidente de México Adolfo Ruiz Cortines, considerado el más austero de todos los mandatarios mexicanos al manejarse durante y después de su gobierno sin opulencias, como cualquier ciudadano hasta el último suspiro de su vida.
El inmueble, ubicado sobre la calle General Miguel Alemán, fue donado por familiares junto con pertenencias personales del exmandatario de origen jarocho y en él se muestra la vida austera que tenía, a pesar de que en ese momento llegó a ser el hombre más influyente en la política nacional.
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Gonzalo Morgado Huesca, exlegislador local y quien tuvo la oportunidad de conocer al expresidente Adolfo Ruiz Cortines y la casa donde vivía en una gira de trabajo que acompañaba al presidente Luis Echeverría y al Gobernador Rafael Murillo Vidal, comparte la sorpresa que fue para él conocer las condiciones en que vivía el expresidente Ruiz Cortines, pues era una casa descuidada al igual que la recámara en la que se encontraba postrado, con una cama desgastada y unas sábanas luidas y rotas sobre sus piernas.
Al igual que las persianas que notaban el paso del tiempo y la falta de reparación como también un jardín seco.
“Vivía como una gente pobre, como si fuera un campesino o un obrero, como un campesino muy humilde, tenía un ventilador chiquito viejo que hacía mucho ruido, que echaba muy poco aire. Entonces el presidente Luis Echeverría le preguntó si necesitaba algo, si quería que le mandaran a componer su casa, su jardín, y dijo que no, que así vivía muy feliz”.
La imagen que describe el entrevistado se mantiene casi intacta hoy en día en lo que es la Casa Museo Adolfo Ruiz Cortines; la habitación en la que fue recibido conserva la vieja cama de madera que no muestra ningún tipo de lujo.
La vieja casona es de dos plantas pero con espacios que podrían ser ocupados cómodamente por una familia de no más de cinco personas. Además de la habitación principal que era ocupada por el expresidente cuenta con otra recámara con dos camas individuales gemelas y a lado de cada una un buró.
Sobre la cama principal las sábanas blancas desgastadas por los años y por el uso que le dio el expresidente, mientras que en un buró se encuentra el pequeño ventilador ruidoso que describe Morgado Huesca.
“Era una casa sin mantenimiento, recuerdo que la cama se estaba cayendo, el colchón estaba como con ondas de viejo, las sábanas con hoyos y cocida; el respaldo era una cosa como una tabla de madera sin pintar, las persianas todas rotas y feas, el jardín seco, la pintura de las paredes carcomida por la sal”, agrega.
No hay lámparas en la decoración, solo la iluminación de las bombillas y que en algunos espacios fue cambiada recientemente por luces de balastros. El piso es de mosaicos en tonalidad rojiza y las paredes pintadas de blanco.
Los muebles en la planta baja están conformados por una sala tlacotalpeña de madera que está cubierta por sus cojines y una mecedora en la que el expresidente pasaba las tardes. El comedor también es modesto, con espacio para cuatro personas.
Destaca un librero que abarca dos paredes, en donde se encuentran libros de derecho y literatura, así como colecciones que fue adquiriendo de regalos de amigos, de acuerdo con lo que se describe en el museo.
La cocina está integrada por una serie de estantes para almacenar la despensa y una vieja estufa que se menciona nunca fue cambiada. No tenía servidumbre, eran sus familiares quienes lo atendían en sus últimos días.
El patio es modesto, con una superficie que no supera los cien metros cuadrados, con dos pasillos principales que daban a la puerta principal y al acceso de la cochera, así como árboles frutales que daban sombra a su vivienda.
En aquella visita, recuerda que el entonces presidente Luis Echeverría Alvarez le sugirió al expresidente Ruiz Cortines hacerse cargo del mantenimiento de su vivienda, pero este no dejó que destinara un peso para su casa o sus comodidades.
Su forma de vivir era congruente con su forma de actuar, dice Gonzalo Morgado Huesca, quien señala que a diferencia de otros no vivía en la opulencia.
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“Cuando fue expresidente de la República nunca lo hicieron hablar, no fue como los otros expresidentes que hablaban y hablaban de todo después, eran protagonistas, pero él no lo era, era hasta austero para hablar”, concluyó.
(Publicada originalmente en Diario de Xalapa)