Ixhuatlancillo, Ver.- Con calles abarrotadas por personas, quienes acompañaban el cortejo fúnebre de Sara y su hija de 10 años rumbo al panteón municipal, es así como se despedían de quienes habrían sido encontradas sin vida en Río Blanco.
Dieron el últimos adiós entre cánticos, rezos, dolor y llanto tanto de familiares como amigos que asistieron en la mañana calurosa.
Posteriormente en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, los presentes se mostraban consternados y con rostros desencajados donde se realizaba la misa de cuerpo presente.
Habitantes eran testigos del cortejo fúnebre que se llevaba a cabo entre las calles de la ciudad, donde rayos de luz hacían que resplandecieran los parasoles que portaban familiares y amistades.
Se llegaban escuchar las palas colocar el primer montón de tierra donde ahora yacen madre e hija; lágrimas descendían de las caras al saber que nunca volverán a ver a sus seres queridos, esperando que el recuerdo de sus sonrisas y tristezas de ellas perduren en la mente y corazones de los presentes.
Tras un largo silencio se realizó la oración final, posteriormente la gente salió del cementerio sin llegar a creer que ese será su último adiós con ellas. Sus caras triste llegaban a expresar más que las palabras que pudieran decir o escribir.