El día de hoy, una lamentable noticia se dio a conocer, el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, falleció en un hospital de la capital veracruzana a las 8:40 de la mañana.
El Monseñor fue víctima de una hemorragia interna.
La trágica noticia fue confirmada por el vocero de la Arquidiócesis, José Manuel Suazo Reyes, quien pidió a todos los creyentes oraciones por su descanso eterno.
El Arzobispo estaba próximo a celebrar su cumpleaños número 75 el próximo 13 de agosto.
Monseñor Hipólito Reyes Larios, nació el 13 de agosto de 1946 en Ciudad Mendoza, Veracruz. Fue hijo de Melitón Reyes Andrade y Dolores Larios Pastrana.
Realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Regional de Xalapa. Fue licenciado en Teología Espiritual por la Universidad Pontificia Gregoriana y en Teología Moral por la Academia Pontificia Alfonsiana de Roma.
Un 15 de agosto de 1973 fue ordenado sacerdote, por lo tanto, estaba a días de celebrar 48 años como intermediario entre los fieles creyentes y Dios.
Cabe resaltar que, el 15 de abril del año 2000 fue nombrado por el Papa Juan Pablo II como primer obispo de la diócesis de Orizaba, por lo que el 13 de junio del 2000 recibió la ordenación episcopal, bajo el lema Spiritus Domini Super Nos (El Espíritu del Señor está sobre nosotros).
El 10 de abril de 2007 el papa Benedicto XVI lo nombró Arzobispo de Xalapa. Tomó posesión de su arquidiócesis el 19 de junio del mismo año.
El Arzobispo presentaría su renuncia a su oficio pastoral ante El Vaticano, ya que al cumplir los 75 años alcanzaría la edad canónica como lo señala el Código de Derecho Canónico, en el capítulo II, arts. 1 y 2, canon 401 § 1: “Al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice”.
En el comunicado dominical de hoy, 8 de agosto, fue recordada la vida del sacerdote, ya que se anunció que estaba próximo a celebrar su cumpleaños número 75.
En dicho documento se recordó que desde joven tuvo una vida sacerdotal, y en el ejercicio de su ministerio presbiteral y actualmente episcopal se caracterizó por ser una persona cercana, amable, transparente, sencilla y muy directa.
“Basta escucharle en sus mensajes, su voz firme y clara revelan su autoridad moral y su experiencia de Dios. Es un hombre que cultiva el espíritu y dedica tiempo a la oración y a la escucha de la palabra de Dios para sacar fuerzas para su ministerio y contar siempre con el consejo divino. Su rostro revela serenidad y mucha confianza”, se expuso.
Además, se mencionó que en el ejercicio de su cura pastoral los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos siempre tuvo una solución oportuna y pertinente a sus problemáticas o inquietudes espirituales.