Veracruz, Ver.- En una tumba adornada con algunos juguetes, fruta, pan y la fotografía de un ultrasonido, dos mujeres pasan parte del día de este 1 de noviembre, hablando y recordando a su pequeño Angelito.
Han pasado 13 años desde que perdieron a su amado Angelito quien faltó desde el primer día que llegó a este mundo, pero en el corazón de ambas mujeres se quedó grabado para siempre.
Desde casa le colocan un altar en su memoria, pero también acuden desde muy temprano al panteón para arreglar su tumba, cambiar los juguetes que se van desgastando con el sol y la lluvia, colocar flores frescas y ponerle algunos dulces y pan como parte de la tradición de estos días.
Se sientan alrededor de la tumba para disfrutar de una larga plática entre madre e hija y es así como sienten la presencia de Angelito, aún hay mucho dolor por su pérdida pero también hay fe de que se encuentra bien en un mejor lugar.
“Mi hijo tendría 13 años y nos faltó desde el primer día que nació, cada año venimos al cementerio para estar con él, hablarle, compartir un rato, para mi es una de las tradiciones más bonitas, es importante seguir recordando, ahí tiene escrito que siempre va a estar en nuestra mente y corazón, lo llevamos en el corazón”, menciona Fernanda madre de Angelito.
En tanto Silvia Hernández, la abuela de Angelito celebró que este año las autoridades permitieron el ingreso de los familiares a los cementerios para poder convivir un rato con sus difuntos y aprovechar para hacerles limpieza a sus tumbas.
Este 1 de noviembre, las familias creyentes de la tradición de Día de Muertos se congregaron en los panteones de la ciudad para pasar el día con sus difuntos, en especial los menores fallecidos.
Te puede interesar: Con catrinas recordarán a mujeres víctimas de violencia
Algunas tumbas las llenan de juguetes, otras de dulces y algunas más de flores para que sus moradas luzcan bonitas y desde donde estén se sientan bien conservando lo que más les gustaba en vida.