COATZACOALCOS, Ver., 30 de agosto- “Todo era caos. La gente corría por todos lados y los gritos se mezclaban con las sirenas” asegura la trabajadora de una farmacia ubicada a unos metros del bar Caballo Blanco. La noche del martes 27 se encontraba de guardia cuando escuchó parte del drama y aunque su primera intención fue salir a ver si podría ayudar en algo, el miedo la hizo permanecer en su lugar de trabajo.
Nos dijeron primero que era una balacera, luego que era un incendio y ahí fue cuando pensé en asomarme para ayudar en algo pero luego volvieron a decir que era un ataque al bar y fue cuando decidí no ir
A tres días del atentado que cobró la vida de 29 personas, los alrededor a la calle Román Marín no han vuelto a la calma. La constante presencia de patrullas, autoridades y representantes de medios de comunicación hacen que la zona permanece rodeada. Sin embargo, el resto de la población comienza a recuperar la calma.
Ayer, el elemento del Cuerpo de Bomberos de Coatzacoalcos que requirió atención médica debido a la inhalación de humo volvió a trabajar. En total fueron 13 los elementos, entre ellos el comandante, que auxiliaron en las labores de auxilio del Caballo Blanco. “Espero algún día poder contarlo porque también servirá como una especie de catarsis” asegura un bombero que reconoce que debido a las investigaciones que existen en torno al caso no pueden proporcionar ningún detalle. “Fue muy impactante para todos. La gente cree que somos héroes pero no, los bomberos somos personas iguales a los demás y este tipo de cosas nos duelen profundamente”, dice.
Siguen los entierros de las víctimas, 6 fueron trasladados fuera de Coatzacoalcos
Ayer continuaron los entierros de las víctimas del atentado en contra del bar Caballo Blanco. El Panteón Municipal Antiguo volvió a recibir cuerpos de quienes perdieron la vida el pasado martes.
Cerca de las 10 de la mañana, el primer entierro de la jornada se llevó a cabo. Carlos acudió a divertirse la noche del martes 23 y encontró la muerte junto a 28 personas más.
A la tristeza por su repentina partida se sumaron las dificultades que se encontraron para que su cuerpo descansara de manera definitiva. Y es que, un mal cálculo de la funeraria hizo que el ataúd no entrara en el espacio establecido y durante varios minutos los trabajadores del cementerio hicieron maniobras extras en medio del llanto decenas de personas.
El intenso calor que se siente en Coatzacoalcos y lo tardado del proceso de entrega de los restos provocó que los funerales se realizaran en medio de un olor que invadió el camposanto. Los cuerpos ya en descomposición comenzaron a desprender un líquido que invadió el lugar.
De acuerdo a lo informado por personal del cementerio que se encuentra ubicado en el centro de la ciudad, el Ayuntamiento de Coatzacoalcos condonó los terrenos para las víctimas de la masacre y las familias solo aportaron 900 pesos de los trámites administrativos de Derecho de Construcción.
Hasta la tarde de ayer, 16 de las víctimas habían sido sepultadas en tres cementerios del municipio. Otras seis víctimas fueron sacadas de Coatzacoalcos, cuatro de ellas a los estados de Oaxaca y Tabasco así como los cuerpos de los dos marinos filipinos que regresaron a sus países.